Cinco años de Papa
Autor: Padre Fernando Pascual, L.C.
Profesor de filosofía y bioética en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum
Fuente: es.catholic.net (con permiso del autor)
El 16 de abril de 2005
acababa de cumplir 78 años. El cardenal Joseph Ratzinger tenía ante sus ojos el
inicio inminente del cónclave. A los tres días, el 19 de abril, era elegido
Papa, el 264 sucesor del apóstol san Pedro. Iniciaba una nueva etapa en su vida.
Han pasado, desde
entonces, cinco años. Más de uno habrá pensado, en aquel día de abril de 2005:
¿qué puede hacer un hombre que empieza a ser Papa a los 78 años? Si miramos
algunos momentos de estos cinco años, podemos reconocer que se puede hacer, y se
ha hecho, mucho en el mundo de lo visible y cuantificable. Lo invisible, lo más
profundo, lo que llega a los corazones, sólo lo conoce Dios.
Benedicto XVI ha asumido,
desde el inicio de su trabajo como Papa, el mensaje íntegro del Concilio
Vaticano II, como explicó a los cardenales que lo habían elegido. Ha buscado
defenderlo de interpretaciones erróneas. Ha tendido la mano a quienes, como los
seguidores del obispo Lefebvre, no lo habían comprendido. Ha buscado aplicarlo
de modo correcto y profundo en puntos no siempre bien interpretados.
En estos cinco años
el Papa nos ha regalado tres encíclicas. La primera (Deus
caritas est), firmada en diciembre de 2005 y
publicada a inicios de 2006, está dedicada al tema del amor. La segunda (Spe
salvi), dada a luz a finales de 2007, trata de
En estos cinco años
Benedicto XVI ha presidido tres Sínodos de los obispos. Uno dedicado a la
Eucaristía (en 2005); otro a la Palabra de Dios en la vida de la Iglesia (en
2008); y otro, especial, para África (en 2009).
En estos cinco años ha
realizado importantes viajes fuera de Italia: a Brasil (en 2007), para dar
inicio a los trabajos de la Conferencia general del episcopado latinoamericano.
A dos países de África, Camerún y Angola (en 2009), en parte como preparación
para el Sínodo de los obispos dedicado a ese continente que tendría lugar en
Roma en octubre de ese mismo año. A varios países de Europa: Alemania (en los
años 2005 y 2006), España (2006), Polonia (2006), Austria (2007), Francia
(2008), República Checa (2009).
Viajó a Turquía,
tras las huellas de san Pablo, en 2006. También visitó los Estados Unidos de
América y dirigió un importante discurso a las Naciones Unidas (en abril de
2008). Llegó hasta las lejanas tierras de Australia, para
La agenda de viajes
internacionales para el año 2010 no se presenta vacía: al Papa lo esperan en
Malta (abril), Fátima (mayo), Gran Bretaña (septiembre) y España (noviembre).
Sin poder llegar
físicamente, el Papa ha llevado muy cerca de su corazón a los católicos en
China, a los que envió una importante carta el 27 de mayo de 2007.
Italia también ha
sido objeto de 17 viajes del Vicario de Cristo. En la diócesis de Roma el Papa
se ha hecho presente en varias parroquias, con el deseo de contactar
directamente con los párrocos y los fieles de
En estos cinco años
Benedicto XVI ha acogido a centenares de obispos de todo el mundo. Llegados a
Roma para la visita que hacen, cada cinco años, al Sucesor de Pedro, o por otros
motivos, encontraron en el Papa a un hermano en el episcopado y a un servidor
incansable del Evangelio.
En estos cinco años
ha lanzado iniciativas para avivar la vida de
En estos cinco años ha
dirigido su palabra, casi sin interrupción, en centenares de audiencias
generales de los miércoles en el Vaticano. En ellas, acogió y concluyó un ciclo
temático dedicado a los Salmos, que había sido iniciado por Juan Pablo II en sus
últimos años de Papa. Luego, empezó una serie de catequesis sobre los apóstoles
y los discípulos más cercanos al Señor, sobre la Iglesia primitiva, sobre los
Santos Padres y sobre los santos y hombres de fe más representativos a lo largo
de los siglos. Durante estas catequesis insertó un ciclo sobre san Pablo
(2008-2009), y varias audiencias estuvieron dedicadas al Año sacerdotal o a
diversos acontecimientos de la Iglesia.
En estos cinco
años, Benedicto XVI ha promovido la vida litúrgica, especialmente la centralidad
de
No podemos olvidar tantas
homilías en las que Benedicto XVI, con un profundo sentido espiritual, ha
querido ilustrar signos y aspectos que forman parte de la liturgia de la Iglesia
y que merecen ser vividos de modo consciente y en un clima de fe orante.
En estos cinco años
el Papa ha dado pasos concretos en el diálogo ecuménico y ha tomado
disposiciones para acoger a grupos importantes de la iglesia anglicana que
deseaban volver a la plena comunión con la Iglesia católica (especialmente con
la constitución apostólica Anglicanorum coetibus,
publicada en 2009).
En estos cinco años se ha
promovido el diálogo interreligioso, con momentos de mayor visibilidad durante
las ya recordadas visitas a Turquía (2006) y a Tierra Santa (2009), y en la
histórica presencia de Benedicto XVI en la Sinagoga de Roma (en enero de 2010).
En estos cinco años
ha podido continuar su trabajo como teólogo al dar forma concreta a un sueño que
llevaba en su corazón antes de ser elegido Papa: escribir un libro sobre
Jesucristo. La obra, con el título Jesús de Nazaret,
fue publicada en abril de 2007, y encontrará su coronación con un segundo
volumen que se espera salga a la luz durante el año 2010.
Se podrían comentar
tantos otros aspectos eclesiales, culturales, teológicos, filosóficos, y
simplemente humanos, de los cinco años que han marcado el corazón y la vida de
la Iglesia desde los gestos y las palabras de un Papa, Benedicto XVI, que fue
elegido con 78 años, y que ha sabido trabajar, sencillamente, con la mirada fija
en quien un día le llamó y le dijo: “Sígueme”.
Hoy sigue en la
barca del Pescador, en la Cátedra de Pedro. Por su persona, por su misión, por
sus proyectos, millones de católicos elevan una oración agradecida y una súplica
confiada a Dios Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo, con la intercesión de
“Queridos hermanos y
hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han
elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor.
Me consuela el hecho de
que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y
sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones.
En la alegría del Señor
resucitado, confiando en su ayuda continua, sigamos adelante. El Señor nos
ayudará y María, su santísima Madre, estará a nuestro lado. ¡Gracias!”
¡Muchas gracias a Ud.,
Santo Padre!