Un propósito
Autor: Padre Fernando Pascual, L.C.
Profesor de filosofía y bioética en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum
Fuente: es.catholic.net (con permiso del autor)
Analizo la marcha de mi
vida. Cualidades y defectos, conquistas y fracasos, esperanzas y miedos.
El tiempo no perdona. El
ayer ha sido encadenado. El mañana se presenta misterioso e incierto.
Tengo un presente, un
día, unas horas, unos minutos. Tengo una mente que analiza, que planea. Tengo un
corazón que desea amores firmes, buenos. Tengo una voluntad capaz de dar un sí
concreto, de tomar un propósito para este día.
¿Qué voy a decidir? ¿A
dónde dirigiré mis pasos?
Las preguntas no pueden
quedar encerradas en el marco de mi mundo interior, con sus buenos deseos y con
sus impulsos egoístas. Hay ojos, hay corazones, que esperan mis respuestas, que
anhelan encontrarse con lo bueno que Dios siembra en mi alma.
De un modo especial,
también Dios aguarda, sereno y lleno de un amor intenso, que tome un propósito,
que salga del mundo del pecado, que me abra a la misericordia, que acoja las
palabras del Hijo encarnado.
Hoy puedo tomar un
propósito más firme, más sincero, más bueno. Desde el amor de los míos, desde lo
bueno que se esconde en mi alma. Sobre todo, desde la mirada de Dios que me
susurra: “No temas. Yo estoy contigo para sanar tus heridas, para perdonar tu
pecado, para robustecer tu voluntad, para pedirte, una vez más, que lances las
redes de tu vida y que tomes un propósito que te lleve a metas grandes, que te
hagan ciudadano de mi Reino”.