Iglesia, medios de comunicación social y números

Autor: Padre Fernando Pascual, L.C.

Profesor de filosofía y bioética en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum

Fuente: es.catholic.net (con permiso del autor) 

 

Los medios de comunicación social (MCS) viven con la mirada puesta en los “números”.

 

Necesitan un número amplio de suscriptores y de lectores que les garantizan una buena difusión. Necesitan un número no pequeño de patrocinadores y de anuncios que a veces resultan vitales para garantizar la propia supervivencia económica. Necesitan un número, esta vez más pequeño pero no por ello menos relevante, de reporteros, articulistas, escritores, que ofrezcan contenidos de calidad y que atraigan así a los lectores y a los patrocinadores. 

También los MCS católicos necesitan esos números. Un periódico católico, un semanario católico, una página de internet católica, una radio o una televisión católica, generan gastos y llevan contabilidades de mayor o menor entidad, con números más o menos importantes. 

Muchos de esos medios no tienen un número elevado de suscriptores, ni reciben dinero de la publicidad. Otros, gracias a Dios, tienen muchos suscriptores pero no se financian a través de anuncios. Por eso necesitan donativos y apoyo de personas concretas, gracias a las cuales el periódico, la radio, la televisión o la página de internet “sobreviven”. 

Más allá de los números, incluso por encima de ellos, existe una dimensión de los MCS católicos que conviene no perder de vista: son instrumentos que transmiten un mensaje de salvación. 

En la perspectiva de la fe, tiene un valor casi infinito un MCS católico con pocos suscriptores, con pocos oyentes, con pocos accesos, si ha podido acercar el Evangelio a un corazón, si ha llevado al sacramento de la confesión a una persona que vivía en el pecado, si ha sacado de la tibieza a un bautizado que desde ese momento se compromete seriamente con su fe, si ha iluminado una vida hasta ahora llena de desesperanza. 

Vale mucho más que todos los datos estadísticos y que todos los números esa ayuda a la fe que un MCS pueda ofrecer a una persona concreta, pobre o rica, sana o enferma, joven o madura en años, que vive cerca o lejos. 

La valoración auténtica de un MCS católico, por lo tanto, radica no en los números, sino en sus contenidos: si son buenos, si se basan en las enseñanzas de la Iglesia, si se elaboran desde la fe, con esperanza y para el amor, tienen un valor incalculable, porque se convierten en altavoces y en “sonidos” que el Espíritu Santo puede usar para llegar a los corazones. 

Vale la pena recordarlo, para agradecer a quienes llevan adelante un apostolado maravilloso en los “nuevos areópagos” del mundo de la información, muchas veces entre angustias y faltas de medios materiales, pero con una dosis inmensa de amor y de esperanza. 

Vale la pena recordarlo para, también, colaborar generosamente en los gastos de los MCS católicos. Con muchos bautizados generosos, esos MCS podrán llevar adelante, en todo el mundo, la gran tarea que nos dejó Jesucristo: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” (Mc 16,15).