Los comentarios en el mundo de internet

Autor: Padre Fernando Pascual, L.C.

Profesor de filosofía y bioética en el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum

Fuente: es.catholic.net (con permiso del autor)

 

 

Internet permite generar espacios interactivos. Medios de comunicación, páginas informativas, blogs, ponen noticias o reflexiones, y dejan espacio a las opiniones de los internautas.

 

El fenómeno tiene aspectos interesantes, porque agiliza lo que en la prensa clásica eran las “cartas de los lectores”. En algunos casos, cientos (incluso miles) de comentarios se suceden casi al mismo tiempo que una noticia ha empezado a circular por nuestro mundo cibernético.

 

Uno de los aspectos más interesantes es precisamente la interactividad. Los lectores pueden corregir datos, expresar opiniones, ampliar detalles. La noticia queda así enriquecida y adquiere una viveza particular, a veces a los pocos minutos de la publicación.

 

Por eso no es extraño el que entremos a las páginas abiertas a comentarios no sólo para leer una noticia (que seguramente ya hemos leído o escuchado en varios sitios a la vez), sino para ver las reacciones de “la gente”.

 

Pero también esta nueva situación presenta zonas de oscuridad. En ocasiones, los lectores desvían por completo la noticia y la llevan a temas más o menos relacionados, pero distintos del punto de partida. En otras ocasiones, varios lectores inician un debate en público, con respuestas apasionadas, de forma que un espacio dedicado a comentarios se convierte en una especie de foro o chat abierto entre pocas personas...

 

Es obvio que los comentarios proceden de aquellas personas más dadas a expresar sus ideas. Quienes sólo quieren aprender, leen la noticia y contemplar las participaciones de los demás, pero no suelen expresar su punto de vista o sus reacciones.

 

Reconocer lo anterior nos permite establecer un importante criterio de juicio ante este fenómeno: los comentarios de los internautas no son un reflejo de la opinión pública ni de los sentimientos generados por una noticia, sino simplemente recogen las ideas de aquellas personas propensas a opinar sobre el tema en cuestión (a veces sobre muchos los temas, sin ningún miedo a cometer errores en los mismos).

 

Si vamos más a fondo, descubriremos que resulta sumamente fácil establecer estrategias, por parte de personas o de grupos más o menos organizados, para desviar una noticia o un texto de internet con comentarios que reflejan sus intereses o sus ideologías.

 

Ocurre, por ejemplo, ante noticias que hablan sobre algunos grupos de presión o que tocan temas que interesan a esos grupos, que en seguida “aparecen” comentarios para ridiculizar el contenido, si no coincide con lo que piensan tales personas o grupos, o para ensalzarlo, si está de acuerdo con la ideología defendida por estas personas.

 

Si, además, quienes controlan una página “filtran” los comentarios y sólo dejan pasar los que a ellos interesan (como ocurre, por desgracia, en periódicos que seleccionan las “cartas de los lectores” según la propia ideología), entonces resulta evidente que los comentarios son una simple fachada de las reacciones de una parte de los lectores.

 

Ante estos casos, podemos establecer un segundo criterio de juicio: tener presente que hay comentarios que buscan aprovechar ciertos artículos para hacer propaganda de ideas concretas, incluso para hacer publicidad de páginas de internet de grupos de presión bien organizados.

 

Es lógico añadir que no sólo participan en internet personas afines a ciertas ideologías o grupos de presión, sino que cualquier otro puede hacerlo, incluso con ideas contrarias u opuestas a los grupos de presión. Pero también es cierto que a veces participar en internet implica la obligación de dar el propio e-mail o de exponerse a ser objeto de fuertes críticas, sobre todo por parte de los grupos más radicales.

 

Existe otro aspecto a tener en cuenta ante la posibilidad de comentar las noticias. A veces un lector encuentra una información y decenas de comentarios que la desmienten, o que ridiculizan al autor del texto original. En otros casos ocurre lo opuesto: una página de internet recibe numerosas participaciones de apoyo. En el primer caso, se puede generar la idea de que el artículo era erróneo. En el segundo, que era verdadero.

 

En realidad, un número muy elevado de participaciones no es garantía ni de la verdad ni de la falsedad de un artículo. Por lo mismo, prestar una excesiva atención a los comentarios de una noticia puede llevar a algún internauta a una conclusión equivocada, a calificar de falso lo verdadero, o de verdadero lo falso. Es decir, la participación, loable en muchos casos, de los lectores en una página de internet no garantiza una mejora de la información ni permite conocer más a fondo la realidad de un mundo que resulta sumamente complejo.

 

Los comentarios en internet son un fenómeno relativamente nuevo que merece ser estudiado con detalle. No sólo para promover una educación a participar de modo correcto y serio, sino también para evitar abusos por parte de personas de carácter fuerte e impositivo, o por grupos de presión que pueden aprovechar cualquier noticia relativa a sus temas de interés para convertirla en ocasión para divulgar sus ideas y para confundir a los lectores.

 

No es ese el sentido genuino y bueno de la posibilidad de comentar noticias y artículos en internet. La interactividad es una riqueza. Mal aprovechada generará confusión y nuevas imposiciones de los “fuertes”. Bien aprovechada, permitirá que muchas personas honestas y sinceras aporten ideas y clarificaciones que sirvan, realmente, a avanzar hacia el encuentro con la deseada verdad informativa.