Lo específico de un “foro católico”

Autor: Padre Fernando Pascual, L.C.

Fuente: es.catholic.net (con permiso del autor)

 

 

Internet ofrece la posibilidad de comunicaciones múltiples, interactividad, diálogo. Una concretización de ello la encontramos en los foros y los chats, así como en blogs (personales o de instituciones) abiertos a la participación de los lectores.

 

Fijémonos en los foros. Permiten un diálogo ágil y variado sobre una gama enorme de temas, con interlocutores que, por compartir un mismo idioma y unos intereses comunes, pueden participar activamente.

 

Aquí entra nuestra pregunta: ¿habría algo específico en un foro que pretenda ser católico para que sea realmente “católico”?

 

La respuesta no resulta fácil, porque cada foro existe y plasma su fisonomía desde los foristas. Entre ellos, algunos participan de modo honesto y educado. Otros buscan simplemente reírse de los demás o “reventar” las conversaciones. Otros tienen mucha preparación pero malas formas sociales. Otros son educados y tienen buena voluntad, pero pocos conocimientos y, en ocasiones, una gran confusión mental. Otros redactan de modo claro e inteligible, mientras que no falta quien escribe de modo críptico o con muchísimos errores.

 

Entre quienes participan en foros católicos, encontraremos a foristas que conocen bien su fe, otros con un barniz catequético muy frágil y muchas ideas confusas, otros con errores doctrinales más o menos graves, otros con dudas sobre su fe, otros con actitudes contrarias a la moral cristiana, otros con problemas serios (de tipo psicológico, personal, familiar, social) que difícilmente pueden ser tratados en un espacio público como lo es un foro de internet.

 

Si la dirección del foro no “selecciona” a sus foristas (y muchos foros no lo hacen), el ambiente depende casi por completo de los que participan. Entre ellos, algunos tendrán más tiempo y más recursos para aportar, por lo que podrán “dominar” en las conversaciones y darán al foro un color propio según sus ideas y su modo de ser. Así, tendremos foros (o periodos de tiempo más o menos largos) donde dominen los temas sociales y políticos, o los temas litúrgicos, o los temas dogmáticos, o los temas de moral sexual y familiar, o los temas anecdóticos, o los temas de mística, etcétera.

 

Igualmente, los foristas “dominantes” orientarán el clima general de foro: más sereno o más agresivo, más alegre o más serio, más tolerante o más lleno de insultos.

 

Corresponde a la dirección del foro y a los moderadores buscar caminos para que se cree un buen ambiente. Para ello, es importante invertir tiempo en formar a los foristas más capacitados e interesados, de manera que puedan participar cada vez mejor y crear así un clima sano, cordial, acogedor. A la vez, hay que saber detectar y aislar, o incluso expulsar, a aquellos foristas que fomenten un ambiente negativo, que desprecien o insulten a otros foristas o a personas de la vida pública, que violen continuamente las reglas del foro. Querer mantener un foro sano con personajes agresivos (con “trolls” o figuras parecidas) resulta casi imposible.

 

Como dijimos, el ambiente del foro depende de los foristas. Por eso, la segunda reflexión nos lleva a preguntar cuál sería la actitud correcta y el modo de participar que refleje el que un forista es verdaderamente católico.

 

Hay tres ideas que resultan básicas, que valen para el forista y, si él las cumple, valen para el foro: caridad, sana doctrina, adhesión al Papa y a los obispos.

Empecemos con la caridad. Lo más contrario al cristianismo es la soberbia, el insulto, el discutir por discutir, el rencor, el odio, el deseo de venganza. Sería muy triste encontrarse en un foro católico con foristas que, amparados en el anonimato de un “nick” o sobrenombre, caigan en actitudes tan antievangélicas.

 

En cambio, el ambiente de un foro llega a ser verdaderamente católico cuando hay algo más profundo que el respeto: amor. Por amor el forista católico busca cómo entender al otro, le da opción para corregir posibles errores, le ayuda para que avance hacia la verdad, le ofrece su amistad profunda y sincera, se esfuerza por interpretarlo de la mejor manera posible y con el máximo respeto hacia su persona.

 

Es normal que algunos temas generen tensiones o que uno sienta bullir la sangre ante la obstinación de un participante, incluso ante la malicia de algún forista que busca sólo crear mal ambiente. En esos casos, una actitud serena y digna ayuda mucho más a ganarse los corazones y a crear un clima diferente que una respuesta dura y condenatoria, a veces llena de agresividad o de odio, que sólo sirve para empeorar el clima y para provocar en muchos lectores una profunda pena al leer ciertas participaciones en un foro católico.

 

La segunda idea: la sana doctrina. En la situación actual, hay católicos que tienen una formación en su fe más o menos mediocre, mezclada muchas veces con elementos culturales y con lecturas que han provocado un sincretismo extraño a la fe católica. Otros han recibido una información distorsionada, y piensan y participan según ideas liberales, “progresistas”, marxistas, etc.

 

Al leer ciertas participaciones se perciba una profunda falta de catequesis de base y una confusión intelectual que permite juntar, por ejemplo, el Evangelio con tradiciones budistas o escritos de Freud, en un coctel peligroso en el que al final el dogma de la Trinidad se mezcla con ideas vagas sobre la reencarnación, donde después de la misa hay tiempo para leer el horóscopo, donde uno reza a la Virgen y lee obras del New Age...

 

Por eso resulta tan importante contar con foristas bien preparados, a los que también les caracterice una actitud respetuosa y llena de caridad cristiana. Con esa actitud podrán tender la mano a quienes entran al foro con buena voluntad y con dudas o confusiones que empiezan a superarse, principalmente, desde la ayuda de Dios, pero también con la acción de foristas que conocen y viven la fe católica.

 

La tercera idea que caracteriza al buen forista y al buen foro católico es la adhesión al Papa y a los obispos, es decir, al Magisterio católico.

 

Un forista deja de ser católico si el criterio último de las propias afirmaciones no es la verdad de la fe tal y como la exponen y enseñan el Papa y los obispos, sino criterios personales, o modos extraños de leer la Biblia, o la adhesión a algunos concilios y el desprecio hacia otros concilios, etcétera.

 

El forista católico actúa, ciertamente, como individuo particular, como miembro de la Iglesia que debería ser fiel a la doctrina católica y vivir la caridad. Sus actos, sus aportaciones, no reflejarán la belleza del catolicismo si se aparta de los dogmas, si pisotea la caridad, si critica y desprecia las enseñanzas del Papa y de los obispos.

Entonces, ¿qué sería lo específico de un “foro católico”? Lo específico sería la presencia de un buen número de católicos que amen a Dios, que conozcan su fe, que vivan el mandamiento de la caridad. Foristas que sepan evitar “discordias, envidias, iras, disputas, calumnias, murmuraciones, insolencias, desórdenes” (cf. 2Co 12,20). Foristas que huyan de “discusiones necias, genealogías, contiendas y disputas sobre la Ley, porque son inútiles y vanas” (Tt 3,9). Foristas que se dedican a lo esencial, que saben edificar, con su buena conducta, incluso a los que critican a la Iglesia. Lo cual implica, entre otras cosas, que el forista católico sea ejemplar en el cumplimiento de las reglas y en el respeto a los moderadores, en el lenguaje correcto y en la educación al tratar con todos.

 

Foristas, en definitiva, que sepan dar razón de su esperanza, con “dulzura y respeto”, con una “buena conciencia”, de forma que “aquello mismo que os echen en cara, sirva de confusión a quienes critiquen vuestra buena conducta en Cristo” (1Pe 3,15-16).

 

Vale para los foristas católicos lo que san Pablo pedía a los cristianos de Éfeso: “No salga de vuestra boca palabra dañosa, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que os escuchen. No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis sellados para el día de la redención. Toda acritud, ira, cólera, gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre vosotros. Sed más bien buenos entre vosotros, entrañables, perdonándoos mutuamente como os perdonó Dios en Cristo” (Ef 4,29-32).

 

No es correcto concluir sin hablar de la acción del Espíritu Santo en las almas. El forista católico buscará tener un corazón orante, capaz de abrirse a Dios antes de participar y poner sus ideas en el foro, y capaz de descubrir la acción del Espíritu en el corazón de los demás foristas. Es cierto que a veces notará, con tristeza, cómo hay almas encerradas en sus ideas, incapaces de abrirse a Cristo y a su Iglesia. Pero también percibirá, con profunda alegría, que otras almas se abren, poco a poco, hasta llegar a dar un “sí” sincero a Dios en sus vidas. Lo cual sería la mejor señal de que un foro es, realmente, católico...