«Semillas de esperanza»
¡Qué cansado estoy!

Autor: Padre Fernando Torre, msps.  

 

 

Nadie tiene que explicarnos lo que es el cansancio, pues todos lo hemos experimentado. Pero hay personas que frecuentemente dicen: «¡qué cansada estoy!», asegurándose, desde luego, de que los demás se enteren de ello. Y por estar cansadas sienten que tienen la excusa perfecta para no hacer nada.

Experimentamos cansancio corporal al final de una larga jornada de trabajo o después de una intensa actividad física. Para reponernos, bastan unas horas de sueño y una alimentación adecuada.

El cansancio mental es producido por la lectura, la reflexión y el trabajo intelectual. Para descansar, es suficiente un poco de aire puro, hacer ejercicio o cambiar de actividad.

Hay también un cansancio emocional, que nos lo provocamos con nuestros pensamientos y con nuestra manera de reaccionar ante las dificultades. Vamos al cine, tomamos una semana de vacaciones en la playa, hacemos un viaje… pero no descansamos, pues llevamos allí nuestra ansiedad y preocupaciones. Nos acostamos, y en lugar de sueño encontramos insomnio y terror. Nos liberaremos de este cansancio, sólo si controlamos nuestros pensamientos y desarrollamos actitudes positivas para enfrentar las dificultades.

Por el contrario, hay personas que, aunque tengan mucho trabajo, siempre están optimistas, llenas de energía y con deseos de realizar muchas cosas. Su secreto consiste en saltar de la cama en el momento que suena el despertador, realizar actividades complementarias —trabajo manual, lectura, deporte, servicio, encuentros amistosos, oración—, llevar un ritmo de vida ordenado y tener proyectos concretos que les susciten ilusión. Personas así siempre están dispuestas a hacer un esfuerzo extra, aunque estén cansadas, porque tienen, para actuar, un motivo mayor que la propia gratificación.