«Semillas de esperanza»
Proyecto de persona indeseable

Autor: Padre Fernando Torre, msps.  

 

 

Hay personas que son una bendición para su familia y sus amigos, para sus compañeros de trabajo o de escuela, para los grupos o aso­ciaciones a los que pertenecen. Otras, por el contrario, son una presencia molesta, una verdadera carga para todos.

Siempre está frente a nosotros la disyuntiva: llegar a ser una bendición para los demás o convertirnos en personas indeseables.

En los grupos de trabajo, estudio o convivencia frecuentemente escuchamos: «ojalá que nuestro supervisor sea Arturo», «qué bueno que nos tocó la maestra Pilar». Pero también se pide a las autoridades: «no nos vayan a mandar a fulano», «ya quiten de aquí a zutano».

Ser una bendición para los otros no es cuestión de tener simpatía natural o preparación académica, ni de poseer un cúmulo de capacidades; es cuestión de sencillez, de bondad y de servicio.

El camino para llegar a ser personas indeseables es cuesta abajo y resbaloso. Basta con que dos o tres de nuestros defectillos (soy algo pesimista, flojo, desordenado, criticón, chismoso…) crezcan un poco para que nos convirtamos en una carga insoportable para los demás.

Pero también podemos llegar a serlo, si nuestras cualidades (de las que estamos tan orgullosos) se salen de cauce. Si soy demasiado puntual, bromista, trabajador, limpio, servicial… los demás evitarán mi compañía o me sacarán la vuelta.

Como personas, somos responsables de nosotros mismos. Cada uno construye su propio futuro. De nosotros depende llegar a ser una bendición para los demás o convertirnos en personas indeseables.