«Semillas de esperanza»
¿Valió la pena?

Autor: Padre Fernando Torre, msps. 

 

 

¿Valió la pena? Es una pregunta que solemos hacernos en situaciones de fracaso. O cuando las garras de la depresión nos hacen interpretar nuestro pasado de manera totalmente negativa. Es una pregunta tremenda, pues nos enfrenta con el aparente sinsentido de la vida.

¿Valió la pena haberme esforzado por sacar una carrera, si ahora estoy desempleado? ¿Valió la pena haberme sacrificado por este hijo que se ha vuelto drogadicto? ¿Valió la pena haber organizado una escuela, si a los alumnos les falta interés por estudiar? ¿Valió la pena haber perdonado…, haber dedicado mi tiempo a la oración…, haber sido honrada…, haber dicho la verdad?

Como es imposible regresar el tiempo para hacer lo contrario de lo que hicimos, esa pregunta nos orienta hacia el futuro. Tenemos varias opciones: irracionalmente mandar todo a volar y buscar una nueva alternativa; lamentarnos de nuestra vida y amargarnos más y más; buscar un chivo expiatorio y echarle toda la culpa de nuestros males; agredir a los demás (personas, instituciones, la vida, Dios) por lo mal que nos han tratado. Pero también podemos mirar de frente el fracaso, real o aparente, y, con justicia y delicadeza, rescatar todo lo positivo que aún tenga.

Rescatar el bien que hicimos a los demás con nuestras acciones y nuestra pasión; la esperanza que les transmitimos, la alegría que les contagiamos. Valorar las obras que realizamos para hacer que este mundo fuera mejor, más alegre y más bello: una casa, una cosecha de maíz, una amistad, una canción, un florero, una silla, una comida… Y, sobre todo, reconocer lo positivo que para nosotros es hoy —aunque no lo parezca— el haber invertido entonces tanto tiempo, tanta ilusión, tanto esfuerzo, tanto amor.