«Semillas de esperanza»
El último lugar

Autor: Padre Fernando Torre, msps. 

 

 

Jesucristo nos dice en el evangelio: «Ve a sentarte en el último lugar» (Lc 14,10). Esta recomendación contradice nuestro afán de obtener privilegios y recibir reconocimientos. Nuestra cultura promueve el deseo, que a veces es un reclamo, de que “se nos dé nuestro lugar”.

Escoger el último sitio entraña peligros; el primero es la vanidad. Me pongo en el último lugar con la secreta esperanza de que después me llamen a ocupar el lugar que me corresponde. Frente a todos quedaría de manifiesto mi humildad, por haber escogido el último; y mi grandeza, pues me hicieron subir.

Otro peligro es el orgullo. Elijo el último lugar consciente del acto virtuoso que estoy practicando. No quiero que me lo reconozcan, ni que me pasen a un lugar mejor; me basta la satisfacción de contemplar mi propia virtud.

El tercero es el escrúpulo farisaico. Para no dar pie a la vanidad o al orgullo, prefiero no escoger el último lugar. Esto denota falta de sencillez.

Para sortear tales peligros tenemos que mirar a Jesucristo. Haciendo lo que él haría, no nos equivocaremos.

Se podría pensar que escoger el último lugar va contra la dignidad de la persona o que rebaja la autoestima. Nada de eso. Al actuar así, estamos imitando a Jesucristo, hombre perfecto.

Pero sucede que el último lugar nunca está libre: es el sitio que Jesús ocupa invariablemente. Por eso, cuando mucho podremos elegir el penúltimo. Sólo sentándonos en los últimos lugares —junto a los pobres, los excluidos, los olvidados— estaremos cerca de Jesús.