«Semillas de esperanza»
Ser cristiano: ¿herencia cultural u opción personal?

Autor: Padre Fernando Torre, msps.

 

 

Ayer entregué mi examen semestral de griego, una traducción de tres fábulas de Esopo. Realmente me fue difícil hacerla, tanto que en un momento exclamé: “¡Ojalá hubiese nacido en Grecia!” E irónicamente me decía: “allá, hasta los niños lo hablan”. Sentía en esos momentos un poco de envidia revuelta con coraje. Pero, nací en San Luis Potosí y, por tanto, hablo español.

Más precisamente, hablo español, porque nací en una familia donde lo hablaban. Así que, sin quererlo, comencé a relacionar palabras con objetos, colores, personas, etc., hasta que llegué a entenderlo y hablarlo sin dificultad.

Lo que me pasó con el español, les sucede a los habitantes de Grecia con el griego. Para ellos hablar griego es una herencia cultural; para mí, estudiar griego ha sido una opción personal. El que ellos lo entiendan y lo hablen no es cosa de la que se puedan sentir orgullosos; si yo lo llego a entender y hablar, seguro estoy de que me sentiré contento por ello.

Puedo suponer que allá en Grecia —si, como me imagino, las cosas suceden como aquí— habrá personas que, aunque hablen y entiendan el griego, poco lo conocen en realidad, sea porque no han tenido oportunidad de estudiarlo o porque cuando lo hicieron no tenían interés en aprenderlo; así que muy poco se les quedó. Éstos, aunque por herencia cultural sepan hablar griego, no tienen un pleno conocimiento del idioma, pues no hubo en ellos la opción personal de estudiarlo y aprenderlo.

Puedo suponer, con más seguridad, que también habrá muchos que, además de hablarlo, tienen el conocimiento de la ortografía, sintaxis, etc., pues, habiéndolo recibido del medio en el que vivieron, se dedicaron responsablemente a estudiarlo. Para éstos, hablar griego es fruto de la herencia cultural, pero el conocerlo bien, es fruto de una opción personal.

¿No nos estará pasando con el cristianismo lo mismo que nos pasa con los idiomas?

Si en la calle detuviéramos a 10 personas y les hiciéramos esta pregunta: “¿es usted cristiano?”, una nos respondería que no, las otras nueve orgullosamente dirían: “sí” (esto, según los datos oficiales). Pero, si a estos nueve les preguntáramos: “¿por qué es usted cristiano?”, creo que nos responderían: “porque me bautizaron”, “porque mis papás eran cristianos”, “porque recibí una educación cristiana”, etc., y no estoy seguro si, de entre los nueve, uno respondería: “porque yo decidí ser cristiano”.

Los ocho primeros son cristianos por la misma razón por la que los habitantes de Grecia hablan griego: por herencia cultural. Para el último, ser cristiano es una opción personal.

Se comprende que, para los cristianos por herencia cultural su conocimiento de la fe sea casi nulo; un interés por crecer en la fe, algo que nunca ha existido en ellos; su participación en la liturgia y actividades apostólicas, algo vacío de todo significado. Se comprende que su ‘creencia’ esté divorciada de su vida. Y es que para ellos Cristo no es Alguien vivo, real y actuante, sino que es un algo que se les impuso. Nadie les preguntó si querían ser bautizados (¡pobrecitos, no tienen la culpa de ser cristianos!).

Pero, para el cristiano por opción personal, Cristo debe ser el Señor de su vida. Su fe debe ser sólida y creciente. Amar debe ser su distintivo; servir, su anhelo; orar, su alimento; Dios, su todo. Su fe debe manifestarse en obras, y su vida toda debe estar animada por la fe. Quien libremente decide ser cristiano, libremente se compromete a vivir como tal.

Así como hablar y conocer perfectamente el griego es más fácil para los griegos que para cualquier extranjero, así la opción personal por Cristo es más fácil de hacer por una persona que ha crecido en un medio cristiano.

Qué maravilloso es descubrir la armonía entre lo heredado y lo elegido, entre lo recibido por la educación y lo encontrado en la búsqueda, que se da en aquellos que, habiendo procedido de un medio cristiano, han hecho de Jesucristo el Señor de su vida.

Qué lástima da el ver a cristianos que lo son —a veces muy a pesar de ellos— simplemente por herencia cultural.

Qué alegría da el conocer a personas que, habiendo crecido sin una tradición cristiana que les ayudara a desarrollar su fe, se han encontrado con Cristo en su vida y han optado por Él.

Tengo un amigo colombiano que se llama Tomás. Es judío. Un día, después de mucho buscar, se encontró con Cristo y… libre y personalmente ha optado por Él. Quiere ser bautizado, ha decidido ser cristiano.

Y tú, ¿por qué eres cristiano?