ME SURCAN OTRAS BRISAS
Me llega tu brisa refrescante
Me surcan otras brisas
de oriente a poniente.
Todas son suaves y finas
como tu cara sonriente.
Me recorren el cuerpo
por las mañanas felices
y por las augustas noches.
Y allá, tú, entre el confín
de la tierra y el cielo,
apareces como estrella mariana.
Mis ojos se extasían al verla.
Aunque me surquen otras brisas
por el mundo de la naturaleza,
tú, querida Virgen Auxiliadora,
permaneces en mi alma
como símbolo de la delicadeza.
Felipe Santos, el padrecito salesiano