La Voz del Papa
Saber ser humanitarios
José Martínez Colín
1) Para saber
Hace unos días el Papa Benedicto XVI, en la audiencia del día
2 de marzo, quiso referirse a un santo que supo superar muchas
dificultades gracias a su confianza en Dios: San Francisco de Sales.
Recordaba el Papa que este santo tuvo en su juventud una
profunda crisis al plantearse sobre su propia salvación eterna. Oraba
intensamente, pero la duda lo atormentaba de tal manera que
durante varias semanas casi ni comió ni bebió.
Hasta que al final de la prueba, una oración lo hizo recuperar
la paz. Este fue su rezo: “Cualquier cosa que suceda, Seor, tú que
tienes todo en tu mano, y cuyos caminos son justicia y verdad;
cualquier cosa que tu hayas decidido para mí...; tú que eres siempre
juez justo y Padre misericordioso, yo te amaré, Seor […] te amaré
aquí, oh Dios mío, y esperaré siempre en tu misericordia, y repetiré
siempre tu alabanza... Oh Señor Jesús, tú serás siempre mi
esperanza y mi salvacin en la tierra de los vivos”.
2) Para pensar
San Francisco encontró la paz aceptando la voluntad de Dios.
Eso lo liberó de todo temor: amarlo sin pedir nada a cambio y
confiar en el amor divino; ya no preguntarse más qué haría Dios con
él: sencillamente amarlo, independientemente de cuanto nos dé o
no nos dé.
San Francisco solía dedicar mucho tiempo a dirigir
espiritualmente a muchas almas. Entre ellas se cuenta a Santa
Juana Francisca de Chantal, fundadora de una orden religiosa. Era
una viuda que cuidaba de su suegro y sus hijos. Como vivía lejos,
San Francisco le enviaba cartas en donde la aconsejaba. Cuando
recibía dichas cartas, las recibía con mucha ilusión y las leía
arrodillada, pues valoraba mucho la ayuda que Dios le concedía a
través de ese instrumento humano. Un día fue sorprendida en esa
postura por su hijo Celso, quien era apenas un niño. El pequeño
preguntó extrañado que hacía. Santa Juan le respondió que leía una
carta. El hijo volvi a preguntar: “¿Así se leen siempre las cartas?”
Su mamá le aclar: “No todas. Esta sí porque la escribió un hombre
de Dios”. El hijo volvi a preguntar: “Y ¿qué es un hombre de Dios?”
Su madre le dijo: “Es un hombre santo, que trata de ayudar a los
demás cumpliendo la voluntad de Dios”. El hijo entusiasmado
exclam: “Es estupendo ser un hombre de Dios. De mayor me
gustaría serlo”. Por fin, la madre, mirándolo tiernamente, suspir:
“Yo rezo todos los días para que lo seas”.
3) Para vivir
El Papa comentaba que el aspecto de San Francisco de Sales
tenía algo de la majestad del paisaje en el que vivió (cerca de los
Alpes Suizos), conservando también la sencillez y la naturaleza.
Supo asumir como ideal el ser “humanitario”, entendiendo por ello
el ser una persona culta, cortés, libre y tierna, noble y solidaria.
El Papa nos invita a imitar a este santo y ser también
“humanitarios”, dándoles a los demás lo mejor de uno mismo
desinteresadamente.
José Martínez Colín es sacerdote, Ingeniero en Computación por la UNAM y Doctor en Filosofía
por la Universidad de Navarra
(e-mail: articulosdog@gmail.com)