Carta a una amistad 
					
				
			
					
						Querido amigo (a): 
					
				
			
					
						Espero que estés bien. Me has dicho que te explique las cosas con palos y bolas 
					
				
				
					
						y eso voy a tratar de hacer. Dios nos dio una sola vida que es breve “como un 
					
				
				
					
						día” dice la Sagrada Escritura –no tenemos asegurado ni los próximos diez 
					
				
				
					
						minutos-, y esa vida a veces la invertimos en la obtención de caprichos o de 
					
				
				
					
						cosas materiales, y no alimentamos el alma. Dios quiere amemos, a Él y a los 
					
				
				
					
						demás como él nos ha amado, para eso nos ha creado. Quiere que luchemos por 
					
				
				
					
						ser santos, porque el que no es santo no ayuda en nada a nadie. 
					
				
			
					
						A veces invertimos tiempo y esfuerzo en conseguir bienes que no siempre nos 
					
				
				
					
						son necesarios, y olvidamos los bienes necesarios como leer a diario la Biblia. 
					
				
				
					
						Pero a veces lo leemos poco, y con ellos perdemos gracias que Dios nos da. 
					
				
				
					
						También olvidamos que Cristo nos espera en las iglesias, está solo en el 
					
				
				
					
						Sagrario, esperando un poco de cariño y de compañía. 
					
				
			
					
						Hoy día nuestros hermanos del mundo entero sufren  persecución y 
						acoso 
					
				
				
					
						anticonceptivo
						, hay problemas en el país, entre otras cosas, con que un grupito 
					
				
				
					
						quieren cambiar las leyes para incluir un derecho que no existe: el derecho a la 
					
				
				
					
						“preferencia sexual”. Dios nos pide rezar por los que promueven esas leyes  para 
					
				
				
					
						que, tanto ellos, como los homosexuales, se conviertan. ¡Son nuestros 
					
				
				
					
						hermanos! Y en vez de meter allí nuestros cañones, estamos en cosas banales 
					
				
				
					
						que no siempre agradan a Dios. 
					
				
			
					
						Si no hacemos a diario al menos 15 minutos de oración, el Enemigo nos enreda, 
					
				
				
					
						nos lleva a buscar la venganza, cuando Dios dice: Perdona y déjame a mí la 
					
				
				
					
						venganza. Si no tenemos trato con Dios no nos va a interesar lo que viene 
					
				
				
					
						después de la muerte: el juicio, el purgatorio, el cielo o el infierno. Y si no 
					
				
				
					
						pensamos en esto, no vamos a ser personas profundas, con sabiduría. 
					
				
			
					
						Una Santa le decía a Dios: 
						“Que tu voluntad triunfe en mí! ¡Que tu amor me 
					
				
				
					
						destruya! Que mi miseria te glorifique!” 
						Santa Teresa de Jesús le decía
						: Gracias 
					
				
				
					
						porque me has librado de mí misma.
						 
					
				
			
					
						No quiero que en la otra vida me digas: 
						“Por qué nunca me dijiste 
					
				
				
					
						nada?”.
						 Examínate para que, cuando te presentes ante Dios, no te vayas a llevar 
					
				
				
					
						un susto colosal. Nos estamos jugando el alma. Hace falta lo que decía Juan 
					
				
				
					
						Bautista, 
						conversión y penitencia.
						 Lo decía también Jesús, y muchas veces. Y 
					
				
				
					
						ahora lo dice sin parar el Papa: “Conversión es no más yo”. 
					
				
			
					
						El día de mañana todos nos vamos a presentar ante el Señor, que es la Verdad 
					
				
				
					
						Suma, y allí no cuentan justificaciones, sólo la verdad. Allí se nos va a examinar 
					
				
				
					
						sobre la caridad, sobre cuánto amor dimos a Dios y a los demás. Pidámosle a 
					
				
				
					
						Dios nos ayude ver nuestra situación como la ve él. Sería ésta una gracia muy 
					
				
				
					
						grande. Yo también me digo a mi misma esto pues todos requerimos de 
					
				
				
					
						conversión. Bueno, me despido deseándote lo mejor. 
					
				
			
					
						Un abrazo con cariño, 
					
				
			
					
						Martha Morales