EXIGENCIA A DIOS
Buscamos sólo a Dios,
en momentos de apuro,
exigiendo su favor,
y ofendiéndolo a menudo,
si no concede la petición,
reaccionamos muy duros,
negando su condición,
comportándonos como burros.
No nos acordamos de Él,
a la hora de la felicidad,
no lo vamos a ver,
y menos a comulgar,
no cumplimos su Ley,
ni siquiera la de rezar,
de mi vida soy el rey,
solemos manifestar.
El Domingo sólo es fiesta,
pero fiesta pagana,
y no nos damos cuenta,
que nos llora el alma,
no presentimos la tormenta,
que en las alturas causa,
actitud tan fraudulenta,
que factura luego pasa.
Al llegar la fatalidad,
preguntamos: por qué,
cómo puede pasar,
lo que acaba de suceder,
no miramos la maldad,
que encierra nuestro ser,
y nuestra lengua es mordaz,
y viperina a la vez.
Dios no existe,
se oye con frecuencia,
cómo es posible,
pero... ¿y tu conciencia?,
nunca le viste,
ni buscaste su presencia,
y siempre dijiste:
a los curas ni cuenta.
Dios espera,
todos los días,
que vayamos a su vera,
con humildad y pleitesía,
con alma sincera,
y confianza en su sabiduría,
con fe verdadera,
en Él y en María.
Antonio Rodríguez Mateo