1
DISCÍPULOS DE EMAÚS
Los discípulos de Emaús,
le hablaron sin comprender,
que era quien en Jerusalén,
había muerto en una Cruz,
caminaban junto a Él,
sin saber que era Jesús,
el Hijo de la Luz,
al que habían visto fallecer.
Con cierto desasosiego,
le pidieron que se quedara,
y a comer les acompañara,
no sin un cierto recelo,
el pan que les entregara,
juntos lo comieron,
y entonces supieron,
que era Jesús quien les hablaba.
BIENAVENTURANZAS
En el Sermón de la montaña,
y por la multitud rodeado,
se escuchó el bienaventurado,
en las nueve bienaventuranzas.
En la cima estaba sentado,
ofreciendo la esperanza,
que a todos alcanza,
si de Dios son necesitados.
A pesar de tantos años,
sigue habiendo pobres,
sin que se sepan sus nombres,
sin importarnos sus daños,
y aunque mucho nos sobre,
nos mostramos como huraños,
y no como el ermitaño,
en la soledad de sus montes.
MAR DE TIBERIADES
Sobre las aguas camina,
del mar de Tiberiades,
calmando las tempestades,
de sus aguas marinas.
Llorando sus calamidades,
los apóstoles no adivinan,
que es la Gracia divina,
la que cruza sus soledades.
Pedro grita aterrado,
pero Jesús le llama,
es un volcán en llamas,
su corazón atribulado.
Maestro, exclama,
cuando junto a Él ha llegado,
sintiéndose aterrado,
porque las aguas se lo tragan.
2
Antonio Rodríguez Mateo