El premio que les espera en el cielo es abundante Mt 5,1-12a
P. Felipe Santos Campaña
El “Sermn de la Montaa” es uno de los sermones más famosos y
recordados de Jesús. Aquí nos detenemos en su introducción, más conocida
como “Las Bienaventuranzas”, pues el sermn es mucho más largo, va hasta
7,29 donde concluye diciendo que la gente quedó asombrada de su doctrina
“porque les enseaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas”.
¿Por qué puede causar asombro esta enseñanza de Jesús? Veamos de
cerca las Bienaventuranzas e intentemos una respuesta.
1. “...de ellos es el reino de los cielos”
El reino de Dios (“de los cielos” es el ya conocido circunloquio para evitar
“pronunciar el nombre de Dios en vano”) es de los pobres en espíritu y de los
perseguidos por causa de la justicia. Quienes no ponen su fe, su confianza y
su esperanza en los bienes materiales pero que a la vez son perseguidos
porque luchan por la justicia. Ambas condiciones indispensables para que
Dios reine. La primera condición es renunciar a la riqueza y a la ambición de
riqueza. Esta condición es la puerta de entrada al reino de Dios, pues elimina
la raíz de la injusticia, de la acumulación, del éxito individual, de la
insolidaridad y del dominio sobre otras personas y sobre la naturaleza. La
segunda condición favorece la construcción de nuevas relaciones entre los
seres humanos capaces de hacerles más sencillos y más felices, pero a la vez,
suficiente motivo de persecución por parte de quienes se sienten amenazados
por tal transformación.
2. “...poseerán en herencia la tierra, serán consolados, serán saciados”
Tres promesas de Dios para pasar de una situación negativa a otra
positiva: de la opresión a la liberación, del sufrimiento al consuelo, de la
injusticia a la justicia. El reino de Dios abre un horizonte de vida y de
esperanza para la humanidad pobre y oprimida. Enciende una luz en medio
de la oscuridad. Insiste en la posibilidad de una vida digna y agradable a ser
alcanzada por quienes no disfrutan hoy de ella. Vale la pena, en medio de las
adversidades, atreverse a soar en “otro mundo posible”. Salir de la opresin
es posible. Salir del sometimiento es posible. Alcanzar la justicia anhelada es
posible. Abrir este horizonte de posibilidades, constituye una buena nueva
cuando precisamente todo horizonte para la justicia ha sido cerrado. Ver una
alternativa de vida digna para todas y para todos, abre caminos de
superación y de lucha.
3. “…los misericordiosos, los limpios de corazón, los que buscan la paz”
Son las actitudes y los objetivos los que mueven el trabajo para hacer
realidad una nueva humanidad. Son los rasgos propios de la comunidad de
seguidoras y seguidores de Jesús. Sólo que estas actitudes y rasgos vienen
como consecuencia de haber renunciado a la riqueza y a la ambición de
riqueza, y de poner toda a la vida en el trabajo por la justicia. Al mismo
tiempo son los rasgos de la humanidad nueva que tanto anhelamos y que ya
podemos ver en las personas y las comunidades que se esfuerzan por ser
misericordiosas, por tener limpios los corazones y por buscar
incansablemente la paz. Este es el principal programa de vida de la
comunidad discipular: contribuir con la creación de un mundo justo, solidario
y feliz. Quienes viven la misericordia, experimentan la misericordia de Dios.
Quienes alcanzan la limpieza del corazón ya tienen a Dios en sus vidas.
Quienes trabajan por la paz experimentan a Dios como Madre y como Padre.
Esta manera de ser, de sentir y de actuar es condición necesaria para
testimoniar.
4. “...de la misma manera persiguieron a los profetas”
La comunidad cristiana que asume el estilo de vida que propone las
bienaventuranzas choca con la sociedad que vive otro estilo de vida. La
comunidad discipular a la que se refiere las bienaventuranzas se convierte en
molestia y amenaza para la sociedad. Su testimonio de vida, sus actividades,
su espiritualidad mina los cimientos en donde la sociedad injusta se edifica.
No es de extrañar entonces las injurias, las persecuciones, las calumnias que
buscan debilitar, confundir y destruir a la comunidad fiel. En medio de las
hostilidades la comunidad está llamada a resistir, a vencer la angustia y la
desesperanza. La alegría y el regocijo en Dios será la fuente del coraje, de la
resistencia y de la esperanza. Es el testimonio de los profetas presente en las
comunidades que viven intensamente el discipulado.
5. “...bienaventuradas, bienaventurados”
¿A qué “bienaventuranzas” se oponen estas bienaventuranzas? ¿Por qué
esta insistencia de Jesús en afirmar las bienaventuranzas? Frente a las
bienaventuranzas (o más bien el “éxito”) que promete la sociedad injusta e
insolidaria, Jesús proclama ocho veces en donde se encuentra y cuáles son
las bienaventuranzas del reino de Dios. La verdadera felicidad se encuentra
en una sociedad justa, misericordiosa, pacífica. La sociedad injusta ofrece
felicidad en el egoísmo, el éxito personal, la acumulación. El reino de Dios
ofrece felicidad en el amor, en la sinceridad, en la sencillez. La sociedad
injusta a costa de la infelicidad de la mayoría, crea la felicidad de la minoría.
La propuesta de Jesús en el sermón de la montaña es la de eliminar toda
opresión y toda injusticia procurando la felicidad y la vida en abundancia para
todas y para todos.
La misma lógica propuesta por Mateo, es la que recuerda Pablo a la
comunidad de Corinto, donde la fuerza de Dios se concreta en personas que
no son fuertes ni sabias en la consideración de la opinión común pero que
saben concretar la presencia de Cristo, fuerza y sabiduría de Dios, para que el
“que está orgulloso, esté orgulloso en el Seor”.