Mc 4,35-41 : ¿Por qué son tan cobardes?
P. Felipe Santos Campaña
El relato que leemos hoy es ante todo una instrucción catequética
entorno a la fe del discípulo y de la comunidad creyente. Marcos nos relata
que Jesús, junto con los suyos, decide “pasar a la otra orilla”; es decir, al
territorio de la Decápolis, lugar pagano y, según la mentalidad de la época,
relacionado con el demonio. Jesús quiere que la Buena Nueva del Reino llegue
a territorio pagano, pero las fuerzas del mal, representadas por el mar y la
tormenta, no lo permiten y, en cambio, hace que los discípulos se angustien y
se llenen de temor ante la inclemencia de las aguas. El mal parece haber
triunfado, pues los discípulos se muestran impotentes frente a una situación
tan aterradora; sin embargo, Jesús vence a la tormenta con sólo una orden.
Esta actitud cobarde de los discípulos es cuestionada por Jesús, ya que es
signo de una fe aún débil, que necesita señales prodigiosas o extraordinarias
(sanaciones o milagros) para poder creer; no son suficientemente conscientes
de la presencia salvífica de Jesús en medio de ellos. La fe del discípulo se
caracteriza por reconocer que Dios se hace presente en su vida y en la
comunidad, que actúa desde dentro y que desde allí salva.