Con la medida que midan, serán medidos Mc 4,21-25
P . Felipe Santos Campaña
La luz es el símbolo más apropiado para hablar de la finalidad del
anuncio de la Buena Nueva y de lo que debe ser la comunidad cristiana en
el mundo. La Buena Nueva es como una lámpara que se debe poner en un
lugar apropiado para que toda la “casa” (la creación, la comunidad) quede
iluminada, pueda ver con claridad el misterio de Dios revelado en Jesús y
pueda percibir suficientemente los peligros, las ausencias de luz. Es
necesario anunciar la Buena Nueva de salvación a toda la humanidad, para
que sea escuchada y vivida, celebrada y compartida; no se puede ocultar,
pues ella revela el destino final del hombre: vivir plena y dignamente.
Quien es partícipe de esta Buena Noticia debe adquirir el compromiso de
vivirla y comunicarla; de lo contrario, esta luz, al igual que la semilla en
terreno pedregoso, se irá desvaneciendo y morirá. El evangelio de hoy
expresa que la mejor manera de mantener encendida la lámpara de la
Buena Nueva, de la presencia salvífica de Dios en medio de la comunidad,
es a través de una entrega sin medida a los demás; hay que imitar a Dios
que se da todo, se ofrece todo para salvar al hombre de la oscuridad.