Y los envió por delante, de dos en dos Lc 10,1-9
P . Felipe Santos Campaña
El evangelio del día de hoy nos enseña que el anuncio del re ino de
Dios va más allá de una simple proclamación de palabras. No se
comprende como un conjunto de ideales que poco tienen que ver con
nuestra vida. Este anuncio no se reduce a unas prácticas religiosas
recibidas a través de la cultura. El anuncio del Reino compromete
profundamente la existencia de la persona creyente, exige un
comportamiento, un estilo particular de interpretar la vida y toda la
creación. Esta manera de ser creyente se encuentra expuesta en el relato
que leemos hoy. Jesús envía a sus discípulos al “mundo”, los lanza a la
mundanidad, los vincula a la realidad humana; es decir, que los saca de sí
mismos para que vayan al encuentro del otro y hagan presente así la
misericordia y la paz de Dios. Los legítimos discípulos de Jesús se
caracterizan por ser portadores de la paz de Dios, por expresar con sus
vidas una confianza incondicional a la acción de Dios, por compartir con la
gente la mesa, el tiempo, los talentos, los sufrimientos, las necesidades,
las esperanzas. Es importante preguntarnos, en una época en que la
pobreza y la desesperanza reinan, si realmente salimos al encuentro de
nuestros hermanos necesitados.