UN SOLO CORAZÓN
Siempre se habla de que en la Iglesia se guardan muchos secretos y
podrá ser algo así, pero no me pueden embutir que cada caso se haga saber con
banda de música. Un 0,2% de los curas abusadores no son comparables con
más del el 2% que se da en el ámbito civil llamado normal . Naturalmente se
espera que los sacerdotes y pastores evangélicos, protestantes, etc. demuestren
en la práctica una moral muy superior a los demás, fieles o incrédulos.
Ese esperar algo mejor de los clérigos, es una prueba y reconocimiento
suficientemente convincente, de que la doctrina de Jesús es única, y tiene un
infinito peso moral, por encima de cualquier valor externo a esta doctrina . Tal
superioridad, es una evidencia a cualquiera que tenga dos dedos de frente; si no
es reconocida, no es por una conciencia limpia y que sepa distinguir el tronco de
las hojas. Si prefiere la virtud y la verdad, las pondrá por encima del vicio y la
anarquía moral que se preconiza por tantos. Por supuesto que todos somos
hombres o mujeres, expuestos a los deseos que conspiran contra el alma .
Los daños que ha producido la “filosofía progre” (si es que se puede
llamar así), son de ingente envergadura y ya irreversibles. Tan graves y
perniciosos, que precipitan a Europa y a España con ella, en los abismos de la
dictadura de la anarquía so pretexto de la libertad más absoluta para hacer cada
uno su egoísta parecer. Los hechos abonan la idea y práctica, de que tales
libertades no cesan cada día de reducirse.
Ninguna comunidad cristiana tiene elaborados sus sistemas
organizativos por decreto (como imponen los gobiernos), ya que su pertenencia
es absolutamente voluntaria. Si en épocas no ha sido así, es de lamentar, si se
quiere ser ecuánime, pero también hay que conocer la situación que existía en
cada época. No se trata de justificar sino de tratar de comprender a todos.
Dicho esto, hay que reconocer que las cosas que suceden y las
situaciones que vivimos, son consecuencia de una laxitud culpable por parte de
todos (sálvese el que pueda). Si imaginamos que mil millones de cristianos bien
informados y con celo por la causa, se arrepienten de veras, y se unen como se
dice en la Escritura: Y la multitud de los que habían creído era de un
corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que
poseía, sino que tenían todas las cosas en común. (Hechos 4:32) ¿No
podemos imaginar también una estallante revolución en el mundo, imparable y
convincente ?
Pero Jesús conocía bien la naturaleza humana. Es por eso que dijo : No
temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el
reino . (Lucas 12:32) Y a eso hemos de atenernos en nuestras reflexiones.
Rafael Marañón 9 de Febrero de 2011
AMDG