TENGO POR CIERTO
Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente
no son comparables con la gloria venidera
que en nosotros ha de ser manifestada.
(Romanos 8:18)
El apóstol Pablo habla desde una colosal certidumbre , que no deja
lugar a dudas ni a evasiones. El cristiano no lo es porque sí, porque le parezca
estupenda la doctrina de nuestro Señor Jesucristo, ni por otros motivos más o
menos nobles. Hay un impulso o cualidad que nos empuja a la fe, y esa es
la “celeste esperanza”, como la llamara Rubén Darío el gran poeta nicaragüense.
Los cristianos buscamos la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse,
por las promesas de Jesús y su resurrección.
Creemos en esta bienaventuranza , y a ella nos aplicamos. Sea de
pastor o de oveja, todos buscamos su gloria, si es vehemente deseada , que nos
proporciona una razón para vivir, y otra más fuerte para morir al mundo con sus
deseos y sus maldades. El diablo es el dueño, y mueve a su parroquia mundana,
para obtener su sometimiento y su perdición . El ir tras de Jesús, no solo
presupone una condición humana más o menos favorable a los preceptos de
Dios, sino una esperanza de vida bienaventurada .
Es así, que no podemos jactarnos en nuestras obras o intenciones, sino
en el Señor (2ª Corintios 10:17). Nuestra humana naturaleza se “echa al
monte” a la menor ocasión. Somos como un resorte que salta al menor estímulo,
y somos débiles y malos por naturaleza; Y como dice la Escritura Santa a los
creyentes salvos: éramos por naturaleza hijos de ira lo mismo que los
demás (Efesios 2:3) No merecemos nada más que una cruz, que otro llevó por
nosotros. Solo la unción del Espíritu Santo, nos lleva a realizar en nuestra alma y
nuestro espíritu, la disciplina que el amor trasferido de Dios nos ofrece y mueve
por su inmensa potencia. (Lucas 11:13)
Si tenemos por cierto tales cosas reveladas ¿a que vienen tantas riñas,
tantos deseos de cambiar la Iglesia de Dios? Todos pertenecemos a la multitud
de personas que en cualquier lugar o época invocan el nombre de Jesucristo
como Señor . (1ª Corintios 1:2) Si tenemos por cierta esa esperanza ¿de qué nos
pueden afectar los inconvenientes de la vida terrena cuando se nos pone delante
tan grande premio y celestial ventura?
Somos capaces en determinado momento de dar la vida y así la han
dado muchos ejemplarmente, pero mantener el “tipo” ante un mundo con sus
deseos engañosos, ya es más difícil. Un gesto es maravilloso ; una actitud
mantenida firmemente, creo que es algo mejor. Aceptemos al
maravilloso abogado ante el Padre , que es Cristo, y andemos como de día, y no
como de noche como urden los hacedores de males. (Romanos 13:13)
Que tratemos de corregir a la Iglesia de Dios será bueno, pero si todos
nos aplicamos a corregirnos y perfeccionarnos a nosotros mismos, la Iglesia
saldrá reforzada y mucho más acorde con la voluntad del que la
fundó. Acompañémosla con oración y seriedad; todo nos irá mucho mejor, y la
alegría abundará en nuestro corazón. Seremos sal y luz ante el mundo.
Rafael Ángel Marañón
AMDG