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ENTRADA TRIUNFAL DE JESÚS EN JERUSALÉN
Amaneciendo la tarde,
Jesús entró en Jerusalén,
rodeado de gente cobarde,
y de otras de bien,
había palmas en el aire,
gran algarabía también,
con un cierto desmadre,
hosanna gritaban a la vez.
Montado en un jumento,
llegó el Nazareno,
se aproximaba el momento,
del sacrificio del Cordero,
nada en su aspecto
denotaba el miedo,
pero era bien cierto, que
el ambiente era pendenciero.
De lejos vienen con Él,
en pos de sus milagros,
aunque sin entender,
lo que expresan sus labios,
todos quieren un rey,
que rompa los agravios,
y libere a Israel,
del oprobio legionario.
Domingo era el día,
y el pollino nuevo,
mucha gente acudía,
de uno y otro extremo,
Él a todos sonreía,
bendiciendo con sus dedos,
igual que en la Cofradía,
que reside en San Pedro.
Con rojos morriones,
y hábitos blancos,
ojos llenos de ilusiones,
van de la mano o brazo,
palpitan sus corazones,
y nadie va descalzo,
pero maduran embriones,
con el paso de los años.
2
Ramas de olivos,
y hojas de palmeras,
el día es festivo,
y larga la espera,
de Ramos es Domingo,
en la Humanidad etérea,
para nadie esquivo,
para nadie quimera.
Antonio Rodríguez Mateo