Mc 3,13-19 : Fue llamando a los que él quiso
Felipe Santos, SDB
Desde la montaña, lugar simbólico del encuentro con Dios,
Jesús llama a los que serán sus discípulos. Lo novedoso de Jesús es
precisamente que es él quien elige, distanciándose así de los
tradicionales maestros de la ley que comúnmente eran elegidos por
sus futuros alumnos. Esto significa que la vocación de ser discípulo
es una iniciativa de Dios, es una gracia dada a quien se siente
movido e identificado con la misericordia y la justicia del reino.
Según Marcos la tarea de los miembros de este nuevo grupo es
convivir con él y ser enviados a predicar la Buena Nueva; esto exige
permanecer con el Maestro, escuchar su palabra, estar disponible
para el seguimiento, exige iniciar un proceso de conversión y de fe
que permita al discípulo dar testimonio del evangelio que ha vivido
junto a Jesús. Conversión, fe, confianza, disponibilidad y
testimonio son elementos que identifican al verdadero discípulo de
Jesús; son las bases desde las cuales se construye el nuevo pueblo
de Dios. Por esta razón los discípulos son signo del nuevo Israel,
del nuevo mundo renovado por la presencia de Jesús; son un
espejo en el que todo creyente puede mirarse; son un verdadero
ejemplo de conversión y de fidelidad al Señor.