Una ciencia con conciencia
P. Fernando Pascual
11-1-2024
La expresión “ciencia con
conciencia” ha sido usada diversas veces y resulta sumamente sugestiva, sea
para los investigadores, sea para quienes trabajan en el mundo de la
tecnología.
Podemos esbozar algunas
reflexiones ante lo que podemos pensar ante estas palabras, “una ciencia con
conciencia”, que esperamos puedan unirse a las que otros hayan ofrecido
anteriormente.
La primera: la ciencia no
tiene conciencia. Tienen conciencia solamente los científicos y quienes
financian, divulgan y promueven su trabajo.
La segunda: la ciencia es una
actividad humana, y en cuanto humana puede ser orientada hacia el bien o hacia
el mal, puede ser realizada con mayor destreza o con descuidos lamentables.
La tercera: la ciencia
necesita conciencia porque un científico sin conciencia puede manipular datos,
mentir en estadísticas, interpretar resultados de modo sesgado, someterse a
intereses de patrocinadores sin escrúpulos.
La cuarta: la buena conciencia
permite al científico respetar a colegas que investigan temas similares, sin
robarles información, sin calumniarlos si ofrecen datos diferentes que pueden
ser bien fundados, sin aspirar a ensombrecerlos por culpa de ambiciones
deshonestas.
La quinta: la ciencia con
conciencia vive desde el amor a la verdad y desde la libertad de quien no se
deja comprar ni por grandes compañías farmacéuticas, ni por empresas de
diferentes ámbitos tecnológicos, ni por gobiernos que busquen resultados favorables
a ideologías antihumanas.
La sexta: la ciencia con
conciencia no se permite emprender experimentos sobre prisioneros a los que,
con presiones sutiles o directas, se les invita a “colaborar”; ni sobre
enfermos ancianos con una enfermedad terminal; ni sobre embriones o fetos que
luego serían destruidos.
La séptima: la ciencia con
conciencia ofrece los resultados de estudios bien llevados para tutelar la
salud de la gente, para atender mejor a los enfermos, para promover tecnologías
orientadas a la paz y la justicia, para proteger el ambiente que nos permite
vivir.
La octava: la ciencia con
conciencia se construye desde el trabajo de cada día de miles de investigadores
y científicos que recuerdan continuamente cómo lo que ellos descubran puede
mejorar la vida humana o puede ser usado para la guerra o para la destrucción
de ecosistemas que merecen ser conservados.
En definitiva, la ciencia con
conciencia coincide con algo tan sencillo como la llamada que tenemos todos
para construir, desde el amor a la verdad y la justicia, sociedades acogedoras,
que respeten la dignidad de cada ser humano en las diferentes etapas de su vida
terrena, mientras camina hacia el horizonte que se inicia tras la muerte...