Homilías que ayuden a la
catequesis
P. Fernando Pascual
8-2-2024
Era una petición insistente.
El padre abad la había escuchado varias veces: las homilías tienen que enseñar
la fe, tienen que ser una ayuda para la catequesis.
Empezó a preguntarse cómo se
podría llevar a la práctica esta idea, pues no parecía fácil encontrar un modo
adecuado para incluir en las homilías una buena catequesis.
No parecía fácil porque las
personas pueden tener diversas ideas sobre la homilía, o están cansadas durante
la misa, o creen que ya lo saben todo porque fueron de niños o de adolescentes
al catecismo.
Pero había que madurar bien la
idea porque realmente muchas personas no conocen de verdad su fe y tienen dudas
sobre ella.
Se trataba de algo sencillo:
lograr que las homilías fuesen realmente un momento de formación al mismo
tiempo que un momento de meditación sobre la Palabra de Dios.
Es verdad que existe el Catecismo
de la Iglesia Católica y que se puede leer fácilmente.
Pero también es verdad que
muchas personas no tienen tiempo (o no lo buscan) para su formación como
creyentes. Por eso necesitan homilías que sean una buena catequesis.
El padre abad fue a la capilla
y empezó hablar con el Señor, para recibir algo de luz sobre esta propuesta. Y
lo mejor era contemplar a Jesucristo en el tabernáculo para recibir fuerzas y
buenos consejos.
“Jesús, ayúdame a ser un buen
pastor de tu Iglesia y a enseñar tu mensaje en las homilías según la tradición
de los concilios y de los Santos Padres.
De este modo, el pueblo al que
me has enviado profundizará en su fe, crecerá en la caridad y aumentará su
esperanza.
Jesús, ayúdame a ser un buen
ministro del Evangelio, a transmitirlo de modo convencido y adecuado, para que
más personas conozcan el don de la fe y puedan vivir como miembros activos de
tu Iglesia. Amén”.