Elecciones y confianza en los
políticos
P. Fernando Pascual
1-2-2024
En muchos lugares notamos cómo
la gente formula comentarios muy negativos hacia los políticos, sea en general,
sea respecto de partidos importantes.
Al mismo tiempo, en esos
lugares un buen número de votantes, en las elecciones, vuelve a votar una y
otra vez a partidos políticos que se “perpetúan” en el poder.
Surge la pregunta: ¿cómo es
posible que haya tantas críticas y tanta desconfianza respecto de ciertos
políticos y luego la gente, en números importantes, los vuelve a votar?
No resulta fácil responder.
Quizá sea de ayuda reconocer que, a pesar de los defectos de partidos y de
políticos concretos, los votantes prefieren lo malo conocido en vez de lo bueno
por conocer, según el refrán.
Otras veces los electores
perciben los daños que gobiernos y parlamentos provocan por culpa de leyes mal
pensadas y de opciones que llevan a más impuestos, a inflación, a deficiencias
en hospitales y sectores importantes para la vida social.
Entonces surge un deseo
intenso de buscar modos concretos para regenerar la clase política, para
encontrar alternativas eficientes y honestas que permitan mejorar las
sociedades.
Pero ese deseo no encuentra
modos eficaces para llevarse a cabo. En ocasiones, incluso, un grupo nuevo que
prometía mejoras importantes termina por alinearse al “sistema” y a poner en
marcha proyectos irresponsables.
Frente a esta situación,
parece que las alternativas son escasas. Sin embargo, existen maneras concretas
de presionar a los políticos para que se pongan a trabajar por el bien de sus
Estados, y para que así puedan ganarse, seriamente, la confianza de la gente.
Bastaría con algo tan sencillo
como un masivo voto en blanco, unido a presiones concretas como las de un
boicot bien orientado (que no dañe a inocentes, sino que afecto en su corazón a
dirigentes corruptos).
Tal vez eso no sea suficiente,
pero hay que ponerse a trabajar para que la situación no se haga endémica, como
por desgracia ocurre en no pocas democracias.
Cada vez que llegan las
elecciones, vale la pena reflexionar sobre cómo conseguir que las personas no
voten a políticos incompetentes, y cómo poner en marcha leyes concretas que
permitan un efectivo control de los programas y los candidatos por parte de esos
millones de votantes que esperan paz, justicia y mejoras concretas en sus
vidas.