Injusticias en los gastos
públicos
P. Fernando Pascual
25-1-2024
Leemos con frecuencia noticias
parecidas a esta: “faltan ambulancias para atender urgencias, pero las
autoridades han invertido 2 millones en promover novelas escritas por autores jóvenes”.
Este tipo de noticias (son
muchas, y en ocasiones casi hasta ridículas), muestran que existen autoridades
que invierten cantidades de dinero según intereses no siempre urgentes,
mientras descuidan asuntos que afectan seriamente a las personas.
Ciertamente, algunas de esas
noticias están descontextualizadas, incurren en omisiones sobre buenas
inversiones de los gobiernos, o incluso ofrecen falsedades.
Pero en otras ocasiones las
noticias son tristemente verdad, y lo sufren enfermos que no tienen dinero
suficiente para pagar medicinas, o ancianos abandonados en residencias carentes
de servicios adecuados, o alumnos que no cuentan con los medios necesarios para
recibir una buena educación.
Quienes trabajan en el sector
público, sea en pueblos o ciudades, en regiones o en Estados, deberían
establecer una lista de prioridades, hacerla objeto de un buen análisis y
debate entre la gente, y luego ajustar las posibilidades económicas a la atención
de aquellos ámbitos que más ayuden a las personas necesitadas.
Quizá luego haya espacio, y
dinero, para promover la literatura de escritores jóvenes, o para fomentar una
buena imagen exterior del territorio. Pero cuando el dinero sea escaso (y lo es
casi siempre), hay que saber apretarse el cinturón, ahorrar gastos prescindibles,
y dedicarse a los más necesitados.
Hay muchas injusticias en los
gastos públicos, empezando por salarios de algunos funcionarios que viven muy
por encima de la media de la población. Evitar esas injusticias resulta una
urgencia, de forma que el dinero generado por los impuestos sea destinado a su
fin propio: el bien de la gente.