Políticos preocupados por la
gente
P. Fernando Pascual
11-1-2024
Hay continuas críticas contra
los políticos: por su espíritu partidista, por sus avaricias y corrupciones,
por su incompetencia, por su falta de compromiso con la justicia.
¿Es posible pensar en el
surgimiento de políticos buenos, preocupados por la gente, capaces de afrontar
los problemas reales de millones de personas?
Pensemos cómo serían esos
buenos políticos. Apenas llegan al parlamento o forman un gobierno, fijarán sus
prioridades: las necesidades más urgentes de las personas que viven en el
Estado.
Analizarán cómo lograr que
todos tengan comida, agua, electricidad, medicinas, especialmente ante los
casos de quienes sufren por serios problemas de dinero.
Buscarán cómo la vivienda no
sea un sueño irrealizable, sobre todo para los jóvenes que se preparan al
matrimonio. Por lo mismo, pondrán en marcha políticas de apoyo a los esposos
que consiguen su primera casa.
Estudiarán la situación
concreta de los centros de salud, para que los enfermos no tengan que esperar
semanas, incluso meses, antes de ser atendidos, de modo especial cuando se
trata de operaciones quirúrgicas.
Promoverán mejoras en las
carreteras y en los medios de transporte público, de manera que sea posible
ofrecerlos en condiciones de limpieza y de eficiencia, y con precios asequibles
para el gran público.
Invertirán en modos concretos,
limpios y económicos, para garantizar el abastecimiento de fuentes de energía y
de combustible para el transporte, público o privado.
Tendrán presentes situaciones
de delincuencia y de conflictos sociales para prevenirlos, con medidas justas,
eficaces y concretas. Al mismo tiempo, promoverán medidas que ayuden a la
regeneración de los condenados y a su sana reinserción en la sociedad.
Pondrán en marcha sistemas de
impuestos que no ahoguen a las personas concretas y a las pequeñas o medianas
empresas, sino que incentiven la inversión, al mismo tiempo que ayudarán a las
personas con bajos réditos.
Darán importancia a la
educación, pública o de iniciativa privada, en vistas a que las nuevas
generaciones alcancen un alto nivel cultural y sanos principios éticos.
Parece un sueño pensar que
surjan políticos con proyectos como los aquí presentados o parecidos. Pero ese
sueño empieza a hacerse realidad cuando los mismos votantes aprenden a
distinguir entre el político demagógico, oportunista, corrupto, y el político
que vive honestamente y da señales de competencia para los asuntos públicos.
En la consecución de ese
sueño, junto al esfuerzo de la gente, será siempre de ayuda una oración
sencilla por los gobernantes y políticos, para que Dios toque sus corazones,
los guíe hacia la justicia, y sea posible vivir en sociedades donde la gente
vea respetados sus derechos y asuma serenamente sus obligaciones.