Pedagogía desde los errores
P. Fernando Pascual
19-12-2023
Nos preguntan por una fecha.
Damos la respuesta equivocada. Sentimos pena por el error cometido, incluso si
los demás no se han dado cuenta.
Cometemos errores con
frecuencia. A veces, al cambiar una palabra por otra. Otras veces, al
equivocarnos y poner azúcar en vez de sal en la comida.
Lo importante, ante ciertos
errores, es evitar desalientos destructivos y buscar cómo aprender desde los
errores.
Porque si me equivoqué en una
palabra importante al enviar un mensaje, puedo la próxima vez escribir con más
atención y revisar el texto antes del “envío”.
Porque si cometí un error en
el programa para lavar la ropa y algunas prendas se dañaron, pondré más cuidado
antes de escoger el programa la vez siguiente.
Hay errores que pueden tener
consecuencias de mayor gravedad. En esos casos, hay que asumir los daños
causados y, con responsabilidad, reparar lo que haya de ser reparado.
Otros errores quedan en el
nivel de conocimientos, y resulta fácil repasar lo que sea necesario para
corregirlos y situarnos en el camino hacia la verdad.
Entonces descubriremos cómo
aquello que aprendemos desde errores se conserva mejor en la memoria que
aquello que aprendimos simplemente sin equivocarnos y a base de repeticiones
poco interesadas.
Por ello, se puede hablar de
una pedagogía desde los errores, que vale no solo para los niños y
adolescentes, sino también para los adultos.
A unos y a otros les será
siempre de ayuda tomar una actitud “reactiva” ante los errores, sin recibir
(esperamos) condenas que les humillen. Con rapidez, corregirán el error desde
un gran deseo de saber.
De este modo, los errores no
serán simplemente un fracaso, sino un trampolín que nos impulse en esa tarea
continua por acercarnos, cada día un poco más, a esas verdades que tanto
necesita nuestro corazón.
(Parte de estas ideas arrancan
de un libro publicado en italiano sobre el tema. Cf. Valeria Caragnano, Errori tra i banchi.
Crescere grazie agli insuccessi, Paoline, Milano 2023).