Persecuciones que son motivo
de gloria
P. Fernando Pascual
13-12-2023
Sorprende, al conocer la
biografía de algún santo, descubrir que fue perseguido por algunas personas de
buena voluntad. En cambio, resulta motivo de gloria reconocer que un santo fue
perseguido por los enemigos de la fe.
Por eso, existen persecuciones
que son motivo de gloria. Ser perseguidos por quienes promueven guerras
injustas, por quienes defienden ideologías contra la verdad, por quienes
difunden el error, es algo que confirma al perseguido en su fe.
En cambio, como enseña el
Evangelio, resulta problemático recibir alabanzas del mundo que vive lejos de
Cristo. “¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese
modo trataban sus padres a los falsos profetas” (Lc
6,26).
Desde luego, resulta difícil
ser criticados, calumniados, perseguidos, incluso juzgados y condenados, por
defender la verdad, por divulgar el Evangelio, por promover las enseñanzas de
la fe.
La historia humana es una
lucha continua entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas, el amor y el
odio, la santidad y el pecado.
En esa lucha, Cristo fue el
gran perseguido. Supo defender la Verdad, enseñó sin miedo a las multitudes, no
titubeó en denunciar la hipocresía y la falsedad de sus enemigos.
En los dos mil años de vida de
la Iglesia, millones de hombres y de mujeres han sufrido la persecución por
culpa de quienes se dejaron llevar por la fuerza del mal, de quienes rechazaron
la luz y prefirieron las tinieblas.
Sin la gracia de Dios, resulta
imposible mantenerse en pie a la hora de ser perseguidos. Pero con la ayuda
divina y el apoyo de los santos, todos podemos vencer al mal desde la opción
por el bien.
Por eso, cuando conocemos cómo
algunos hermanos nuestros son perseguidos por quienes buscan vivir según la
mentalidad del mundo, sentimos admiración por su valentía.
Al mismo tiempo, pedimos a
Dios que los ayude para que sigan en pie, como atalayas y testigos de la gran
verdad que salva a quienes creen: Cristo es el Señor, para gloria de Dios
Padre...