Cuando llega una propuesta
P. Fernando Pascual
13-12-2023
El plan de la tarde era
sencillo: arreglar una silla, ordenar un estante de libros, leer un libro sobre
las guerras entre Roma y Cartago.
Un amigo llama por teléfono.
Quiere hablar con calma esta tarde. Necesita apoyo ante los problemas de su
familia.
Cuando llega una propuesta,
experimentamos diversas reacciones, algunas favorables, otras de contrariedad,
sobre todo si la propuesta “arruina” planes muy deseados.
¿Cómo reacciono ante
peticiones sencillas, como la de quien pide que dejemos de leer en internet
para que demos una mano a la limpieza de la cocina?
Las reacciones surgen
normalmente desde diversas perspectivas, especialmente porque espontáneamente
pensamos qué vamos a ganar o perder si aceptamos la propuesta y cambiamos de
planes.
Otra perspectiva se apoya en
el mayor o menor afecto que experimentamos hacia la persona que nos lanza una
petición. Si esa persona resulta antipática, su propuesta no será bien acogida.
Si es realmente importante en nuestro corazón, estaremos mejor dispuestos para
dar un sí.
Lo importante, cuando llega
una propuesta, sobre todo si implica un cambio (pequeño o grande) en mis
proyectos, consiste en dejar a un lado actitudes egoístas y abrir la mente y el
corazón a lo que podamos hacer, sobre todo si quien nos pide algo está especialmente
necesitado.
En ocasiones tendremos que dar
una negativa, porque tenemos un problema de salud, o porque el plan de esta
tarde incluía una atención urgente a un familiar enfermo.
Pero en otras ocasiones
podremos reajustar la “agenda”, cambiar planes, y abrirnos a una petición de
ayuda, sobre todo si quien la pide busca no solo que le dé una mano, sino que
le acompañe con mi afecto en un momento particular de su existencia. Cuando llega una propuesta
P. Fernando Pascual
13-12-2023
El plan de la tarde era
sencillo: arreglar una silla, ordenar un estante de libros, leer un libro sobre
las guerras entre Roma y Cartago.
Un amigo llama por teléfono.
Quiere hablar con calma esta tarde. Necesita apoyo ante los problemas de su
familia.
Cuando llega una propuesta,
experimentamos diversas reacciones, algunas favorables, otras de contrariedad,
sobre todo si la propuesta “arruina” planes muy deseados.
¿Cómo reacciono ante peticiones
sencillas, como la de quien pide que dejemos de leer en internet para que demos
una mano a la limpieza de la cocina?
Las reacciones surgen
normalmente desde diversas perspectivas, especialmente porque espontáneamente
pensamos qué vamos a ganar o perder si aceptamos la propuesta y cambiamos de
planes.
Otra perspectiva se apoya en
el mayor o menor afecto que experimentamos hacia la persona que nos lanza una
petición. Si esa persona resulta antipática, su propuesta no será bien acogida.
Si es realmente importante en nuestro corazón, estaremos mejor dispuestos para
dar un sí.
Lo importante, cuando llega
una propuesta, sobre todo si implica un cambio (pequeño o grande) en mis
proyectos, consiste en dejar a un lado actitudes egoístas y abrir la mente y el
corazón a lo que podamos hacer, sobre todo si quien nos pide algo está especialmente
necesitado.
En ocasiones tendremos que dar
una negativa, porque tenemos un problema de salud, o porque el plan de esta
tarde incluía una atención urgente a un familiar enfermo.
Pero en otras ocasiones
podremos reajustar la “agenda”, cambiar planes, y abrirnos a una petición de
ayuda, sobre todo si quien la pide busca no solo que le dé una mano, sino que
le acompañe con mi afecto en un momento particular de su existencia. Cuando llega una propuesta
P. Fernando Pascual
13-12-2023
El plan de la tarde era
sencillo: arreglar una silla, ordenar un estante de libros, leer un libro sobre
las guerras entre Roma y Cartago.
Un amigo llama por teléfono.
Quiere hablar con calma esta tarde. Necesita apoyo ante los problemas de su
familia.
Cuando llega una propuesta,
experimentamos diversas reacciones, algunas favorables, otras de contrariedad,
sobre todo si la propuesta “arruina” planes muy deseados.
¿Cómo reacciono ante
peticiones sencillas, como la de quien pide que dejemos de leer en internet
para que demos una mano a la limpieza de la cocina?
Las reacciones surgen
normalmente desde diversas perspectivas, especialmente porque espontáneamente
pensamos qué vamos a ganar o perder si aceptamos la propuesta y cambiamos de
planes.
Otra perspectiva se apoya en
el mayor o menor afecto que experimentamos hacia la persona que nos lanza una
petición. Si esa persona resulta antipática, su propuesta no será bien acogida.
Si es realmente importante en nuestro corazón, estaremos mejor dispuestos para
dar un sí.
Lo importante, cuando llega
una propuesta, sobre todo si implica un cambio (pequeño o grande) en mis
proyectos, consiste en dejar a un lado actitudes egoístas y abrir la mente y el
corazón a lo que podamos hacer, sobre todo si quien nos pide algo está
especialmente necesitado.
En ocasiones tendremos que dar
una negativa, porque tenemos un problema de salud, o porque el plan de esta
tarde incluía una atención urgente a un familiar enfermo.
Pero en otras ocasiones
podremos reajustar la “agenda”, cambiar planes, y abrirnos a una petición de
ayuda, sobre todo si quien la pide busca no solo que le dé una mano, sino que
le acompañe con mi afecto en un momento particular de su existencia.