Errores al denunciar errores
P. Fernando Pascual
7-12-2023
Denunciar errores desde una
actitud honesta permite abrir espacios para avanzar hacia la verdad.
Así, quien denuncia como
erróneas las tesis de Tolomeo, ayuda a superar un modelo astronómico falso para
emprender investigaciones hacia otros modelos mejor fundados y más correctos.
Ocurre, sin embargo, que
algunos denuncian errores a partir de otros errores.
Pensemos, por ejemplo, en el
caso de quien denuncia a un ejército de haber matado miles de civiles en un
lugar concreto, cuando tal “información” fuese falsa.
O cuando uno repite que para
tal religión los herejes deben ser eliminados, cuando no existe ningún
documento de esa religión que defienda lo anterior.
Es cierto que giran ideas
imprecisas, en las que se mezclan aspectos de verdad con falsificaciones o
errores más o menos claros.
Sobre el último ejemplo,
resulta posible que una religión no incluya en sus enseñanzas el “deber” de
matar herejes, al mismo tiempo que algunos miembros de esa religión deseen
matar herejes (incluso lo hagan).
Denunciar errores de modo sano
significa estar atentos a recoger bien los datos, a analizar de modo honesto lo
que dicen unos y otros, a dejar a un lado informaciones imprecisas o que
merecen ulteriores investigaciones.
Quienes actúan de esta manera,
promoverán un modo correcto de presentar los errores de otros, precisamente
porque saben estar atentos a no equivocarse a la hora de exponer lo que dicen y
hacen personas o grupos concretos.
En un mundo donde tantas
personas repiten una y otra vez errores a la hora de hablar de política, de
historia, de economía, de religión, de ética, y de tantos otros temas
importantes, vale la pena denunciar errores, y denunciarlos de la mejor manera
posible.
Lo cual implica, en negativo,
no aceptar acríticamente lo que nos ha llegado a través de conversaciones o
lecturas imprecisas; y, en positivo, esforzarnos por corregir ideas y hechos
erróneos (“fakes”, dicen ahora) para buscar y acoger
todo aquello que nos acerque a la verdad.