Entre la justicia y la
injusticia
P. Fernando Pascual
19-11-2023
Numerosos pueblos han alabado
la justicia y sus beneficios, y han condenado la injusticia por los enormes
males que provoca.
Como botón de muestra,
conservan una sorprendente actualidad algunas páginas de Hesíodo, escritor
griego que habría vivido en el siglo VIII a.C.
En su obra Trabajos y días
contrapone qué ocurre en la ciudad justa y qué pasa en la ciudad injusta. Sobre
la primera dice lo siguiente:
“Para aquellos que dan
veredictos justos a forasteros y ciudadanos y no quebrantan en absoluto la
justicia, su ciudad se hace floreciente y la gente prospera dentro de ella; la
paz nutridora de la juventud reside en su país y
nunca decreta contra ellos la guerra espantosa Zeus de amplia mirada. Jamás el
hambre ni la ruina acompañan a los hombres de recto proceder, sino que alternan
con fiestas el cuidado del campo. La tierra les produce abundante sustento y,
en las montañas, la encina está cargada de bellotas en sus ramas altas y de
abejas en las de enmedio. Las ovejas de tupido vellón
se doblan bajo el peso de la lana. Las mujeres dan a luz niños semejantes a sus
padres y disfrutan sin cesar de bienes. No tienen que viajar en naves y el
fértil campo les produce frutos”.
La descripción de la ciudad
injusta es muy diferente:
“A quienes en cambio solo les
preocupa la violencia nefasta y las malas acciones, contra ellos el Crónida Zeus de amplia mirada decreta su justicia. Muchas
veces hasta toda una ciudad carga con la culpa de un malvado cada vez que
comete delitos o proyecta barbaridades. Sobre ellos desde el cielo hace caer el
Cronión una terrible calamidad, el hambre y la peste
juntas, y sus gentes se van consumiendo. Las mujeres no dan a luz y las
familias menguan por determinación de Zeus Olímpico; o bien otras veces el Crónida les aniquila un vasto ejército, destruye sus
murallas o en medio del ponto hace caer el castigo sobre sus naves”.
Esta contraposición, sin
embargo, parece quedar desmentida ante lo que vemos a lo largo de la historia.
¿No ocurre que hombres y ciudades injustas parecen triunfar y ser felices
muchos años, mientras que hombres y ciudades justas sucumben ante males inexplicables
y agresiones de poderosos?
A pesar de que la historia
refleje el triunfo aparecen de tantos injustos, la injusticia siempre será un
fracaso para uno mismo, para quienes sufren por su culpa, incluso para pueblos
enteros.
Vivir en la justicia, en
ocasiones, resulta difícil, incluso heroico. Pero vale infinitamente más una
vida honesta y sana que la vida de quienes se dejan llevar por sus pasiones y
cometen injusticias sobre inocentes.
La decisión entre la justicia
y la injusticia está ante cada uno, como en la famosa escena de Hércules ante
la virtud y el vicio. La decisión está en nuestras manos.
Por eso pedimos ayuda a Dios y
a tantas personas buenas para que nos ayuden a apartarnos de cualquier forma de
injusticia, odio, vanagloria, avaricia, y para que así triunfe en nuestros
corazones el deseo de vivir la verdadera justicia en el amor.