Demasiadas emergencias

P. Fernando Pascual

15-7-2023

 

Llegan, como oleadas, noticias alarmantes de emergencias: emergencia climática, emergencia sanitaria, emergencia económica, emergencia ambiental, emergencia bélica, emergencia bursátil, emergencia demográfica, emergencia alimentaria.

 

Con tantas emergencias, se corre el peligro de dar a la palabra “emergencia” un sentido desdibujado, casi corriente, que ya no diga nada a la gente.

 

Pero la palabra emergencia tiene un atractivo, pues asusta a las personas, y permite a periodistas y políticos promover en la sociedad una sensación de alarma, de urgencia, de ansiedad, que prepara el terreno para luego imponer medidas extremas.

 

Los gobiernos, desde luego, tienen la tarea de velar por el bien común y de intervenir allí donde se produzcan emergencias serias, graves, relevantes, para paliar los daños y para afrontar los peligros.

 

Sin embargo, existe el riesgo de que haya grupos, incluso gobiernos, que susciten un clima de alarma general para imponer privaciones excesivas de las libertades y derechos fundamentales de las personas.

 

Por lo mismo, no hay que abusar de la palabra emergencia, para no desvirtuarla. Tampoco hay que abusar de la misma para crear alarmismos que puedan desembocar en dictaduras más o menos camufladas.

 

Lo importante, ante cada problema relevante, consiste en presentarlo de la mejor manera posible, con datos reales, con estudios bien llevados, con reflexiones de quienes sean competentes en los diferentes asuntos.

 

De este modo, ante situaciones realmente serias que requieren intervenciones de mayor importancia, la gente estará mejor informada, y se evitarán miedos colectivos que poco ayudan a una buena convivencia social.

 

Demasiadas emergencias han saturado a las sociedades en diversos momentos de su historia. Frente a catastrofistas y alarmistas que asustan con análisis equivocados y con amenazas sin fundamentos, necesitamos responder con serenidad, buen espíritu crítico, y con la ayuda de quienes hablan honestamente desde un buen conocimiento de los hechos.