Ponernos de acuerdo
P. Fernando Pascual
9-7-2023
En muchas ocasiones resulta
difícil, casi imposible, ponernos de acuerdo. En otras, por el contrario,
bastan pocas aclaraciones para alcanzar un acuerdo razonable.
Por ejemplo, no nos ponemos de
acuerdo en familia sobre cuál sería el mejor candidato para estas elecciones,
pero sí nos ponemos de acuerdo sobre la mejor dieta para esta semana.
¿Qué significa ponernos de
acuerdo? Significa que aceptamos una misma idea, un mismo propósito, una misma
actividad, porque coincidimos al pensar que sea algo bueno, bello, justo.
Pero no siempre una misma idea
es compartida, y entonces empiezan las discusiones, a veces los enfados, y, por
desgracia, también agresiones verbales (esperamos que no inicien agresiones
físicas...).
Los motivos para no estar de
acuerdo son numerosos: porque el asunto es difícil, porque algunos (o todos)
los que dialogan tienen prejuicios, o simplemente porque algún interés personal
nos hace ir en contra de lo propuesto por el otro.
También son variados los
motivos que nos llevan a estar de acuerdo: porque el asunto es evidente, o
porque no queremos discutir, o, por desgracia, para engañar al otro ahora y
luego llevarle hacia lo que realmente nos interesa.
El panorama se hace más complejo
cuando reconocemos que no basta con estar de acuerdo para que algo sea
verdadero, o bueno, o conveniente. A veces el equipo médico se pone de acuerdo
en emprender una operación que, luego, resulta ser claramente dañina para el
enfermo.
De ahí surge un deseo íntimo
de los corazones: encontrar caminos para ponernos de acuerdo respecto de lo que
sea “verdaderamente verdadero”, y no solo respecto de lo que lo parezca.
Ello exige, en algunos temas,
un esfuerzo no pequeño, que ha de ser acompañado por honestidad interior, por
dejar a un lado trincheras o deseos de ganar (como si dar la razón al otro
fuese una derrota), y por conseguir la mayor claridad posible a la hora de
hablar y de escuchar.
A pesar de las diversas
dificultades, es hermoso superar las contraposiciones con buenos diálogos y con
aperturas interiores. De este modo, quedarán a un lado prejuicios y
malentendidos, y las personas y los grupos avanzarán, en un espíritu de
colaboración sincera y seria, hacia verdades que nos permiten, “realmente”,
ponernos de acuerdo...