Contra una pared
P. Fernando Pascual
6-6-2023
La pared es dura. Ofrece
resistencia. Impide que la atravesemos. Nos guste o no nos guste, la pared
sigue ahí, ante nosotros. En ocasiones, parece que va contra nuestros deseos.
Sorprende, sin embargo, cómo
algunos pensadores han puesto en duda que las cosas sean como son, desde el
deseo de “dominar” la realidad a través de ciertas ideas y de ciertos términos.
Por más que digamos una y otra
vez que la pared no es dura, basta con chocar contra ella para comprobar la
realidad.
Esa realidad se impone, por lo
tanto, cuando hablamos de la pared, o cuando hablamos de una enfermedad, o
cuando nos encontramos ante un mensaje que nos dice que tenemos que pagar
ciertos impuestos.
A pesar de que la realidad no
puede quedar sometida ni a nuestras ideas ni a nuestro lenguaje, hay ideólogos
que cambian las palabras y buscan llamar a lo malo bueno, a lo injusto justo, a
lo masculino femenino, y al hijo antes de nacer con expresiones como las de “producto”
o “puñado de células”.
Junto a quienes buscan
doblegar los hechos con sus palabras, no faltan quienes promueven silencios
para ocultar todo aquello que va contra sus intereses, sus deseos, su afán de
dominio, su odio.
La realidad, sin embargo,
sigue siempre ahí. Un genocidio será un genocidio, aunque haya quienes lo
nieguen o prohíban mencionarlo. Un crimen es un crimen aunque sea sepultado en
el más completo silencio. Un aborto es una injusticia, aunque se censuren
imágenes que permitirían ver lo que ocurre en tantos abortos.
Es absurdo ir contra la pared
desde la mentira. Es contrario a la honestidad imponer las propias ideas con la
censura sistemática de quienes están cerca de verdades que merecen ser
acogidas.
El mundo necesita, hoy como en
cualquier época, personas sinceras y francas que digan las cosas como son, que
denuncien mentiras y manipulaciones, que reconozcan cuándo el rey está vestido
o cuándo está desnudo.
Sobre todo, el mundo necesita
que sepamos abrir los ojos y la mente para decir algo tan sencillo y tan “atrevido”,
como la verdad. Porque solo en la verdad podemos acercarnos unos a otros de
modo adecuado. Porque solo gracias a la verdad podemos caminar juntos hacia
horizontes compartidos de bien, belleza y justicia.