Grupos que imponen agendas
P. Fernando Pascual
28-2-2023
Quienes buscan imponer planes
o agendas sobre personas, grupos o incluso Estados, actúan desde tres
coordinadas fundamentales.
La primera: tener un plan
concreto que desean imponer. La segunda: considerar que los “destinatarios” no
sabrían o no querrían implementar ese plan. La tercera: tener medios y poder
para trabajar con buenas perspectivas de triunfo.
La primera coordinada puede
tener muchos orígenes. Uno, sencillo, consiste en la ambición de poder. Hay
personas que desean más y más poder, y buscan cómo conquistarlo a costa de
otros.
Otro origen consiste en
defender que el proyecto, plan o agenda que buscan imponer sería beneficioso.
¿Para quién? Quizá solo para ellos, o quizá para toda la sociedad.
No siempre, sin embargo, el
proyecto sería realmente bueno. Incluso hay ocasiones en las que el proyecto es
destructivo, injusto, criminal. Basta con pensar en cómo algunas dictaduras se
propusieron como agenda la muerte de millones de inocentes.
La segunda coordinada está a
la base del secretismo o de la astucia con la que trabajan los grupos que
imponen agendas. Si sospechan, incluso temen, que muchas personas se opondrían
a su agenda, trabajarán por destruir toda oposición, por hacer imposibles las
críticas a sus proyectos, por difundir sus planes de modo manipulado y
engañoso.
La tercera coordinada es la
más peligrosa: tener poder. Quienes planean controlar a periodistas, banqueros,
profesores, o a cualquier otra categoría de personas, necesitan dinero, medios
técnicos, apoyos de otros “poderosos”, para así lograr modos efectivos de
imponer la propia agenda.
Es difícil frenar a quienes,
con planes muy ambiciosos, con una enorme desconfianza hacia la verdadera
libertad de pensamiento, y con poder, trabajan día tras día para imponer sus
propios planes, para aplastar cualquier oposición a sus agendas regionales,
nacionales o mundiales.
Basta con pensar, como un
ejemplo concreto en las últimas décadas, cómo grupos de presión han impuesto su
agenda a favor del aborto, y buscan ampliarla en aquellos lugares donde todavía
existen pequeñas, pero firmes, resistencias.
Frente a quienes hoy, como en
el pasado, buscan imponerse a otros seres humanos, incluso a costa de permitir
la marginación, la cárcel o la muerte de millones de inocentes, hace falta
promover pensamientos maduros, libres, que puedan denunciar las trampas de los
grupos de presión, y defender los derechos fundamentales de todos.
Puede parecer difícil, sobre
todo cuando existen personas que acumulan un poder económico y técnico nunca
jamás alcanzado en otros periodos de la historia humana.
Pero siempre resulta posible,
desde corazones generosos, mentes despiertas, y espíritus libres, emprender un
esfuerzo concreto para frenar la fuerza de quienes parecen encarnar hoy la
fuerza de Goliat, y lograr victorias como la alcanzada por un joven llamado
David, lleno de valentía y una gran confianza en Dios.