Encuentros desde decisiones
P. Fernando Pascual
22-12-2022
Una persona decide hacer el
doctorado en biología. Saca una buena calificación. Se presenta a la
universidad para enseñar su materia y obtiene la cátedra.
Un joven consulta y reflexiona
durante semanas antes de escoger la carrera que va a estudiar. Un día toma la
decisión, y se inscribe a la facultad de biología.
De esta manera, dos historias
llegan a encontrarse en un mismo tiempo y lugar. El profesor que un día pidió
la cátedra de biología está ahora ante decenas de alumnos que, en su momento,
optaron por esa carrera.
En cierto sentido, los cientos
de encuentros que ocurren a lo largo de nuestras vidas proceden de nuestras
decisiones y de las decisiones de otros.
No solo se encuentran en el
aula un profesor y un alumno. También se encuentran en la tienda un vendedor y
un cliente, o en el hospital un médico y un paciente, o en el taller un
mecánico y una persona necesitada de arreglos en su coche.
Lo que sorprende es que muchas
de las decisiones que tomamos surgen desde la libertad, con su misteriosa
indeterminación. No estaba escrito en ningún libro que hoy me encontraría en
una óptica con esas tres personas concretas que ahora coincidimos gracias a
nuestras decisiones.
Las decisiones tienen esa
misteriosa fuerza: nos introducen en esa inmensa marea de proyectos humanos que
se entrecruzan y se separan continuamente, con encuentros que parecen casuales
(nadie los programó) y que ahora tienen una realidad ineliminable.
En el continuo caminar desde
decisiones que nos acercan a otros seres humanos, podemos preguntarnos si, más
allá de las “casualidades” y coincidencias, hay un designio de Dios que nos
permite estar juntos, aunque sea por pocos minutos, en un autobús, un ascensor
o una sala de espera.
El profesor de biología mira a
sus alumnos mientras espera que tomen asiento y guarden silencio. Un alumno
entra, con su deseo sincero de aprender. Durante unos minutos escuchará, junto
a otros compañeros, lo que diga el profesor.
Luego, cuando el timbre señale
el final de la clase, la mayoría saldrá para seguir su camino y tomar nuestras
decisiones. Iniciarán así nuevos encuentros que, esperamos, sean para todos fuente de alegría y de enriquecimiento mutuo.