Decisiones que inician algo
nuevo
P. Fernando Pascual
17-12-2022
Decido escribir un mensaje.
Aparece algo nuevo en mi pantalla. Será leído, luego, por quien espera nuevas
noticias.
Salgo de casa y voy al
trabajo. Todo parece repetitivo y, sin embargo, es nuevo: nunca volveré a
trabajar como lo hice hoy.
Cada una de nuestras
decisiones inician algo nuevo en el mundo. La mayoría de las veces, se tratará
de hechos sencillos, sin relevancia aparente.
Otras veces, una decisión mejora
o empeora la salud, alegra o tensa las relaciones en casa, permite un cambio
positivo en la empresa o genera problemas complejos que tardan semanas en
resolverse.
Si pensamos en las decisiones
de gobernantes, empresarios, periodistas, escritores, lo nuevo puede tener
repercusiones a veces inimaginables: una guerra o un acuerdo de paz, una
hambruna o el alivio para miles de indigentes.
Por eso resulta importante, al
tomar decisiones, pensar si llevarán hacia algo bueno, o si tienen una dosis de
potenciales daños, o simplemente si todavía no veo con claridad las
consecuencias a corto y a largo plazo.
Este día tomaré decisiones de
diferentes niveles. Con una decisión renunciaré al tren para ir en autobús. Con
otra decisión, guardaré silencio ante ciertas provocaciones y buscaré cómo
mejorar las relaciones con una persona difícil.
Lo que luego dé inicio, desde
luego, no está nunca bajo nuestro control. Aunque nuestras decisiones sean bien
pensadas y correctas, se entrecruzan con miles de otras opciones y hechos que
llevan a consecuencias imprevisibles.
A pesar de tanta
indeterminación, todavía hay cosas que dependen de mí, sobre las que ahora se
me pide tomar una decisión que traerá como consecuencia el que inicie algo
nuevo.
Voy a pensar serenamente. Pediré
consejo. Haré una oración sencilla y confiada. Luego, habrá que poner
nuevamente las manos en el teclado, o los ojos en el destornillador, desde
decisiones que, así lo esperamos, puedan traer un poco de bien y de alegría a
quienes están a mi lado.