Deseos de reforma en la
Iglesia
P. Fernando Pascual
20-9-2022
A lo largo de los siglos los
católicos han experimentado procesos en los que la corrupción, los errores
doctrinales, el relajamiento en la liturgia, han provocado graves daños en
miles de bautizados.
No pensemos que eso ocurría
solo en los siglos más difíciles de la Edad Media o en el periodo del
Renacimiento. Ya en los primeros siglos, en las comunidades cristianas hubo
hombres y mujeres, sacerdotes e incluso obispos, que entraron en el camino de
la decadencia espiritual.
Frente a los males que surgen
cuando se enfría la fe, cuando se debilita la esperanza, cuando se pierde la
caridad, surgen deseos de reforma en la Iglesia, orientados a recuperar el
fervor, a avivar la caridad, a mantener firme y fecunda la fe.
Esos deseos de reforma surgen
gracias a la acción del Espíritu Santo, que mueve a corazones generosos para
que trabajen con decisión y esperanza en la tarea de renovar la vida cristiana.
Nos gustaría, ciertamente,
mantener encendidas las lámparas para que no se debilite la fe y todos los
bautizados fuésemos fieles a lo que nos pide el Evangelio y nos enseña la
Iglesia católica.
Pero como la debilidad humana
sigue entre nosotros, desde los mismos Apóstoles hasta nuestros días, necesitamos
una y otra vez dejar que el Señor nos corrija y nos encauce para renovarnos
internamente.
Hoy, como en el siglo I, en el
siglo VI, en el siglo XI, en el siglo XVI, y casi siempre, resuena entre
nosotros la voz de Cristo a la reforma más radical, la de la conversión:
“convertíos y creed en el Evangelio” (Mc 1,15).
Las cartas a las siete
iglesias que leemos en el Apocalipsis (capítulos 1 y 2) conservan una
actualidad sorprendente, porque valen para ayer como para hoy: hemos de renovar
el amor primero.
Ese es el sentido de toda
auténtica reforma en la Iglesia católica. Desde la confianza en la acción del
Espíritu Santo, y con la disponibilidad de tantos hombres y mujeres
verdaderamente santos, podremos revitalizar nuestra fe y así poner en práctica reformas
que nos hagan ser cristianos auténticos y enamorados.