Errores al criticar al
cristianismo
P. Fernando Pascual
14-8-2022
En un libro reciente, cuyo
título no merece ser mencionado, se analiza una gran cantidad de fenómenos
humanos, y se incluyen también observaciones sobre la religión católica que sorprenden
por su lejanía a la verdad.
Así, el autor de ese libro
explica que para los creyentes la Biblia habría sido escrita por una deidad y
no por los humanos. Basta con leer la constitución Dei Verbum para darse
cuenta de lo erróneo de tal afirmación.
Un poco más adelante se
indica, como creencia católica, que sería obligatoria una obediencia ciega al
Papa puesto que nunca se equivocaría, ni siquiera cuando ordena quemar herejes
o manda organizar cruzadas.
¿Qué documento católico afirma
que el Papa nunca se equivoca cuando habla de asuntos temporales? Ninguno, y
nuestro autor o no lo sabe, o no ha buscado información sobre el tema antes de
afrontarlo, o miente de modo descarado.
Unas líneas más adelante, el
mismo libro explica que Constantino habría convertido el Imperio romano en un
imperio cristiano, cuando en realidad eso no habría ocurrido sino años más
tarde, ya en tiempos de Teodosio.
Además, se subraya que los
Papas en el pasado, cada vez que había una oposición política, aludían a la
famosa “Donación de Constantino” (hoy considerada falsa) para pedir obediencia.
¿De verdad ocurría eso ante cada oposición política?
Afirmaciones como las
anteriores, en un autor que, según parece, busca señalar errores del pasado y
prejuicios (relatos) que falsearían la realidad, resultan paradójicas,
precisamente porque se incurre en aquello que se está criticando: narrar
mentiras, o mitos, o relatos equivocados para oponerse a la religión católica.
Cualquier estudioso honesto,
antes de formular tesis sobre ideas defendidas por otros y sobre hechos del
pasado, dedica tiempo a estudiar documentos, a analizar lo que otros estudiosos
serios hayan explicado sobre el tema, a reflexionar bien antes de expresar las
propias tesis.
Pero ridiculizar al
cristianismo con ideas imprecisas, con afirmaciones falsas, con “datos” sobre
un pasado que solo existe en una mente que carece de buenos conocimientos
históricos, no ayuda para nada a promover un diálogo sano entre quienes tienen
ideas diferentes sobre temas religiosos.
El libro que ofrece
afirmaciones como las aquí recogidas muestra un hecho que es mucho más
frecuente de lo que imaginamos: la habilidad de poder fabricar tesis y
conclusiones con ideas vagas y con prejuicios engañosos, y de presentar las
propias ideas con una seguridad que engaña a los que no tienen el conocimiento
necesario para descubrir las mentiras recogidas en libros como este.
Lo importante, frente a esta
habilidad, es adoptar un sano espíritu crítico, que sepa separar la paja de la
verdad, los prejuicios de los hechos, las mentiras de las afirmaciones que cada
religión y cada teoría defiendan.
Entonces podremos promover un
auténtico diálogo, sobre todo con quienes desean conocer lo que dice y vive,
realmente, la Iglesia católica, cuando todavía hoy, después de 2000 años de
historia, defiende que Cristo es el Hijo del Padre, nacido de la Virgen María
para ofrecer su salvación a todos lo que quieran aceptarlo en la fe.