El reto de investigar a fondo
en la prensa
P. Fernando Pascual
14-7-2022
No resulta muy difícil
preparar un artículo periodístico sobre tantos temas de interés, que van desde
la eficacia de las vacunas hasta las teorías sobre por qué asesinaron a J.F.
Kennedy o a Sadat.
Basta con buscar en Internet
lo que está a la mano, o en archivos físicos en algún lugar concreto, para
luego seleccionar aquellas fuentes que parezcan más interesantes.
Luego, se reúne el material,
se ordena según criterios más o menos correctos, y se obtiene un producto
final, muchas veces atrayente por el hecho obvio de tocar un tema que suscita
interés.
En cambio, no es tan sencillo
investigar a fondo y de modo incisivo en esos temas (o en otros menos
conocidos), porque ello exige un trabajo nada fácil, y porque lleva más tiempo
del que normalmente uno tiene a su disposición.
Imaginemos el tema del
asesinato de Kennedy. Resultaría más o menos fácil encontrar varias teorías
sobre el posible mandante, sobre los cómplices del asesino (o de los asesinos),
sobre los beneficiados por esa muerte, etc.
Pero es mucho más trabajoso,
ante una o varias de esas teorías, investigar cuándo se plantearon por primera
vez, quiénes las habrían creado o divulgado, en qué manera habrían sido
desmentidas o sostenidas, etc.
Si resulta fácil recoger lo
que gira por ahí sobre miles de temas, no es nada fácil investigar sobre el
origen y la difusión de cada “fuente”, para evaluar su posible validez o sus
puntos débiles.
Ciertamente, investigar a
fondo cada tema requiere tiempo, energía, posibilidades técnicas (acceder a
fuentes difícilmente controlables, preguntar a posibles conocedores de primera
mano de ciertas “informaciones”, etc.) que no todo periodista puede permitirse.
Pero esas dificultades no son
un muro infranqueable. Basta con esa sana curiosidad de quien evalúa cada dato
en sus diversos aspectos, para que llegue a desarrollarse un trabajo de
investigación a fondo, en todas las direcciones.
Ello constituiría un enorme
reto. Con periodistas que lo asuman, sus investigaciones adquirirían una incisividad sorprendente, y la gente gozaría al acceder a
datos nuevos en ese esfuerzo continuo por comprender un poco mejor el mundo en
el que vivimos.