El aborto como discriminación
P. Fernando Pascual
8-7-2022
Hay diversos modos en los que
el aborto puede ser visto como discriminatorio. Uno consiste en esos miles de
abortos que se cometen para impedir que nazcan hijos considerados como “peores”
porque no encajan con los deseos de sus padres.
Así, hay parejas, o mujeres
solas, que piden el aborto cuando saben que el embrión o feto es femenino. No
quieren una hija, sino un hijo. Incurren, por lo tanto, en una discriminación
contra las mujeres, a las que ven como “peores” respecto de los varones.
Otras parejas, o mujeres
solas, piden el aborto cuando el hijo tiene defectos genéticos. En algunos
países del mundo el aborto casi sistemático de hijos con síndrome de Down se ha
convertido en algo rutinario, porque a esos hijos se les considera, usando una
expresión que repite el Papa, como material de desecho.
Existe, sin embargo, un modo
de ver todos los abortos como discriminatorios. Ello ocurre con la simple
constatación de que cada aborto implica ver a unos hijos como no deseados, lo
que lleva a eliminarlos en casi todos los casos.
¿En dónde radica la
discriminación de esos abortos, que en el mundo serían la mayoría de los casos?
En que se distingue entre dos tipos de hijos: deseados y no deseados.
Los primeros gozarían de una “discriminación
positiva”: porque los padres, o la madre en solitario, los desean, esos hijos
tienen una protección que les va a permitir nacer después de los meses de
embarazo.
Los segundos, los no deseados,
incurrirían en una “discriminación negativa”: ser declarados indeseados les
condena, en muchos casos, a ser abortados, a no poder alcanzar una meta que
todo embrión y feto tienen a lo largo de su desarrollo: el día del parto.
En un mundo en el que existen
numerosas campañas contra diversas formas de discriminación, hace falta una
fuerte toma de conciencia ante el fenómeno del aborto, que siempre implica una
discriminación en contra de la vida de millones de hijos.
De este modo, será posible
promover campañas para ayudar a las madres en dificultad y para reconocer la
dignidad de cada hijo, sea del sexo que sea, tenga o no tenga defectos
genéticos.
Así, lograremos que millones
de seres humanos que hoy son eliminados cada año por culpa del aborto, puedan
muy pronto verse reconocidos en su dignidad humana. Entonces podrán llegar a
ese hermoso día del parto, desde el cariño de sus padres y de todos aquellos
que empiecen a ayudarles en los siguientes meses de su existencia terrena.