Tenemos necesidad de Cristo
P. Fernando Pascual
26-6-2022
Todos tenemos una necesidad
insaciable de Cristo. Quizá no somos conscientes de ello. Quizá buscamos
distracciones para no tener que confrontarnos con el Maestro de Galilea. Quizá posponemos
nuestro encuentro con su Amor.
Pero la necesidad sigue allí,
incontenible, insaciable. Porque solo Cristo tiene palabras de vida eterna.
Porque solo Él es el Pastor Bueno que nos conoce. Porque solo Él ha traído al
mundo la salvación.
Un apasionado de Cristo,
Giovanni Papini, expresaba esa idea con fuego y entusiasmo, como quien, tras
haber gustado consuelos en el mundo y sus vanidades, sintió el vacío de todo lo
que no sea Jesús, hasta que un día descubrió al Maestro.
“Tenemos necesidad de Ti, de
Ti solo y de nadie más. Solamente Tú, que nos amas, puedes sentir hacia todos
nosotros, los que padecemos, la compasión que cada uno de nosotros siente de sí
mismo. Tú solo puedes medir cuán grande, inconmensurablemente grande, es la
necesidad que hay de Ti en este mundo, en esta hora del mundo. Ningún otro,
ninguno de los talentos que viven, ninguno de los que duermen en el fango de la
gloria, puede darnos a los necesitados, a los que estamos asumidos en atroz
penuria, en la miseria más tremenda de todas, en la del alma, el bien que salva”
(G. Papini, Vida de Cristo, Oración final).
Sí, solo Cristo trae ese bien
que salva, que rescata, que purifica, que ennoblece, que enciende un fuego de
amor y de esperanza en los corazones. Papini añadía en su Oración a Cristo:
“Todos tienen necesidad de Ti,
incluso los que no lo saben; y los que no lo saben, harto más que aquellos que
lo saben. El hambriento se imagina que busca pan, y es que tiene hambre de Ti.
El sediento cree desear agua, y tiene sed de Ti. El enfermo se figura desear la
salud y su mal está en poseerte a Ti. El que busca la belleza en el mundo, sin
percatarse te busca a Ti que eres la belleza entera y perfecta. El que persigue
con el pensamiento la verdad, sin querer te desea a Ti, que eres la única
verdad digna de ser sabida; y quien tras de la paz se afana, a Ti te busca,
única paz en que pueden descansar los corazones, aun de los más inquietos”.
Sabemos que si Cristo vino al
mundo es para saciarnos con un Pan de vida, es para responder a esa necesidad
incontenible que tenemos de fuerza, de consuelo, de perdón, de alegría, de
eternidad. Toda la existencia de Jesús se explica con una palabra: salvarnos.
Así lo subraya Papini:
“Viniste la primera vez para
salvar, para salvar naciste, para salvar hablaste, para salvar quisiste ser
crucificado; tu arte, tu obra, tu misión, tu vida es de salvación. Y nosotros
tenemos hoy, en estos días grises y calamitosos, en estos años que son una
condenación, un acrecentamiento insoportable de horror y dolor; tenemos
necesidad, sin tardanza, de ser salvados”.
Sí, todos necesitamos de
Cristo, porque necesitamos un Salvador definitivo, capaz de vencer el pecado y
la muerte, capaz de resucitar y de dar la vida, capaz de mirar a cada uno, con
nuestra historia, para ofrecernos su misericordia.
Desde entonces, podemos
empezar a ser, sencillamente, sus amigos, los que comen a su mesa, los que
escuchan su palabra, los que se unen como hermanos, los que reciben, como la
Virgen María y los Apóstoles, su Espíritu de Amor...