Ellos no tienen culpa
P. Fernando Pascual
25-4-2022
¿Por qué sufren los niños?
Ellos no tienen culpa. Tampoco tienen culpa tantas y tantas personas inocentes
que sufren por guerras, por robos, por violencias, por injusticias de todo
tipo.
Sabemos que no existe una
conexión entre culpa y sufrimiento, inocencia y felicidad. El mundo es tan
complejo que a unos les toca una vida tranquila y a otros momentos muy duros,
sin que veamos una conexión directa entre lo que la gente hace y lo que luego
le toca vivir.
Pero algo nos hace reaccionar
al ver a unos niños que se ahogan mientras huyen por mar, que mueren bajo las
ruinas de una casa bombardeada, que no tienen con qué saciar el hambre o la
sed.
Su dolor lleva a muchas
personas a poner en marcha gestos de solidaridad, a promover servicios
concretos para cuidar a los refugiados, a atender a los heridos, a consolar a
los huérfanos, a proteger a los más desamparados.
Quisiéramos que el mundo fuera
un poco mejor, sin hambres causadas por gobiernos negligentes, sin guerras
absurdas iniciadas con una frialdad diabólica, sin especuladores y usureros que
dañan a los más vulnerables.
Rezamos por tantos millones de
personas que sufren por las culpas de unos, por la indiferencia de otros, por
la crueldad de quienes incluso se aprovechan de la miseria de los más
indefensos.
Rezamos a Dios, quizá con un
nudo en la garganta, porque no comprendemos que no actúe hoy como lo hizo ante
los ejércitos del faraón, cuando ayudó a los israelitas a pasar por el Mar
Roja.
Rezamos con un hilo de voz.
Quizá me siento indigno de pedir algo, pero esta vez no rezo por mí, ni por mi
familia, ni por un amigo, sino por quienes un día vieron cómo la guerra o el
hambre les empujaron a una tragedia.
Porque en esta ocasión, y
consciente de todos mis defectos, te pido por ellos, Señor, para que los ayudes
y consueles, y para que animes a muchos a darles una mano.
Te pido también para que
detengas las manos de los asesinos, para que no haya más hambres que surgen de
la injusticia, para que no haya traficantes que abusen de los desgraciados.
Te lo pide este pecador que se
presenta ante Ti con la pena ante las lágrimas de ese niño que camina, sin
rumbo fijo, lejos de su casa, mientras espera una ayuda y una paz que le
devuelva la esperanza...