Mentiras veloces
P. Fernando Pascual
25-3-2022
Dicen que las mentiras tienen
patas cortas. En realidad, hay mentiras que corren con una velocidad
sorprendente, y que pueden durar meses, años, incluso siglos.
Las mentiras pueden ser
veloces por diversos motivos. Dos de esos motivos tienen enorme importancia. El
primero surge desde la habilidad del mentiroso, que sabe ofrecer datos y
explicaciones coherentes y convincentes.
El segundo nace por el
insaciable deseo de la gente de conocer lo que ocurre. Cuando muchos tienen
datos inconexos, informaciones fragmentarias, fácilmente aceptan una “buena
mentira” que satisfaga curiosidades y que tenga la apariencia de completar
datos que faltaban.
Por eso, las mentiras se
difunden con rapidez sorprendente en todos los ámbitos. En familia, por
ejemplo, cuando uno inventa que el abuelo murió borracho para quienes no
comprenden aquella muerte repentina ni tienen la posibilidad de investigar
mejor los hechos.
En el barrio, cuando corre
como pólvora la noticia de que el ladrón nocturno que asusta a la gente sería
ese vecino incómodo y misterioso que vive en un caserón medio abandonado.
En las ciudades y los países,
cuando rumores inventados sobre la subida del azúcar hacen que miles de
personas corran a comprar grandes cantidades, con lo que se genera (en este
caso sí, y no solo en este caso) un real aumento del precio de algo que no
debería haber subido...
Si miramos al trabajo
periodístico, la situación no es menos grave. Porque hay periodistas que, ante
los huecos informativos, son capaces de lanzar al papel o a las pantallas datos
y explicaciones que completan el cuadro de los “hechos” y que se venden con
rapidez, aunque ni los datos ni las explicaciones hayan sido comprobados con un
mínimo de seriedad informativa.
Es cierto que muchas mentiras
terminan como la nieve bajo el sol. Pero también es cierto que no siempre llega
el sol, que no todos llegan a escuchar el desmentido de algo falso, y que no
faltan personas que, aunque les digamos hoy que la “noticia” de ayer era falsa,
no nos crean y prefieran seguir en el engaño.
Tomar conciencia de que
existen miles de mentiras veloces será de gran ayuda a la hora de analizar cada
“información” que nos llega. Aumentará nuestro espíritu crítico, nos hará
prudentes ante la “noticia” más reciente, nos llevará incluso a preguntar a los
“informadores” cuáles son sus fuentes y a cuestionar algunas de sus
conclusiones.
Con más personas con espíritu
crítico las mentiras no podrán corren tan rápido como lo hacen actualmente, y
tendremos un mayor interés en investigar los diferentes hechos (cercanos o
lejanos) para avanzar, aunque sea lentamente, hacia un mejor conocimiento de la
verdad.