Presentar bien la doctrina
católica
P. Fernando Pascual
14-1-2022
En el discurso inaugural del
Concilio Vaticano II, Juan XXIII expresó, entre otras ideas, la siguiente: al
presentar la doctrina, es importante hacerlo de modo comprensible al pensamiento
actual, pero sin separarse de sus contenidos esenciales, porque hay que
exponerla sin cambiar su significado. Lo cual, sin embargo, no ha quedado
recogido fielmente en algunas traducciones de ese discurso.
Según la traducción castellana
que se ofrece en la página del Vaticano, las palabras del Papa Roncalli habrían sido las siguientes: “el espíritu
cristiano y católico del mundo entero espera que se dé un paso adelante hacia
una penetración doctrinal y una formación de las conciencias que esté en
correspondencia más perfecta con la fidelidad a la auténtica doctrina,
estudiando ésta y exponiéndola a través de las formas de investigación y de las
fórmulas literarias del pensamiento moderno. Una cosa es la substancia de la
antigua doctrina, del ‘depositum fidei’,
y otra la manera de formular su expresión; y de ello ha de tenerse gran
cuenta con paciencia, si necesario fuese ateniéndose a las normas y exigencias
de un magisterio de carácter predominantemente pastoral” (Juan XXIII, 11 de
octubre de 1962, versión española en www.vatican.va).
Si se recurre al texto latino,
el que leyó el Papa, se encuentran unas palabras que la traducción española
omite: “Est enim aliud ipsum depositum
Fidei, seu veritates, quae veneranda
doctrina nostra continentur,
aliud modus, quo eaedem enuntiantur, eodem tamen sensu eademque sententia”.
Aparecen en cursiva las
palabras finales omitidas en la traducción española, palabras que resultan de
especial importancia. En efecto, al pedir que se expresen de manera más comprensible
las verdades de la fe, el Papa insiste que se conserven siempre su sentido y
significado.
La fórmula usada por Juan
XXIII recoge una idea que se encuentra en san Pablo: “Os conjuro, hermanos, por
el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que tengáis todos un mismo hablar, y
no haya entre vosotros divisiones; antes bien, estéis unidos en una misma
mentalidad y un mismo juicio” (1Co 1,10). Las últimas palabras de
esa cita, en la versión latina, son: “et non sint in vobis scismata sitis autem perfecti
in eodem sensu et in eadem
sententia”.
Por eso, resulta curioso que
en la traducción española de las palabras de San Juan XXIII se omitan esas
importantes palabras, que vienen de la Biblia y que han sido citadas en
diversas ocasiones por parte del Magisterio católico a lo largo de los siglos.
Resulta más curioso si, como se constató hace años, la omisión de esas palabras
sigue presente en libros y artículos que las reproducían de modo incompleto y,
por lo tanto, falseado.
Más allá de la sorpresa y la “intriga”
que este tipo de omisiones pueden producir, lo importante es el mensaje que
dejó el Papa al iniciar el Concilio Vaticano II, y que tiene que ser tenido
presente también hoy cuando intentemos comunicar correctamente cualquier verdad
que pertenezca a la fe católica.