Aprendices en la vida
espiritual
P. Fernando Pascual
21-11-2021
Hay cosas que aprendemos en un
momento del pasado y luego aplicamos por mucho tiempo sin necesidad de
actualizaciones, como la tabla de multiplicar o algunas fechas claves de la historia.
Otras cosas tenemos que
actualizarlas, sea porque se nos olvidan, sea porque las ciencias progresan
continuamente.
En la vida espiritual podemos
aprender elementos esenciales, como la importancia de los sacramentos y de la
oración, o la ayuda que nos proporciona tener un buen director espiritual.
Pero conforme nos abrimos a la
experiencia de Dios y a la vivencia del Evangelio, tenemos que reconocer que
siempre somos aprendices.
En parte, porque el mal y las
pasiones nos amenazan continuamente, y algunos pecados ponen serias
dificultades en el propio camino espiritual.
En parte, porque la misma
naturaleza de los misterios divinos resulta inabarcable para la mente del
hombre, pues Dios es más grande que nuestros pensamientos.
Por eso, siempre somos
aprendices en la vida espiritual, siempre tenemos que sentirnos como niños
necesitados de ayuda, acompañamiento, renovación.
Vivir como aprendices nos abre
a las sorpresas de Dios, nos estimula a buscar buenos maestros espirituales,
nos motiva a leer a escritores del pasado y del presente que nos iluminan sobre
el camino hacia la fe verdadera.
Este día tendrá sus tristezas,
sus gozos, sus problemas, sus resultados. Sobre todo, este día habrá una
constante y respetuosa acción de Dios en mi alma, que será fecunda si he
aprendido a vivir como un niño, abierto a los dones del Espíritu, y dispuesto a
aprender en cada momento lo que Él susurra en mi corazón enamorado.