Pedir a Dios por nuestros
pastores
P. Fernando Pascual
9-10-2021
Cristo es el Buen Pastor. Da
su vida. Enseña con paciencia. Busca y acoge. Cura a los enfermos. Perdona a
los pecadores.
Los obispos y sacerdotes de la
Iglesia católica existen desde Cristo y para servirlo como colaboradores en la
salvación de los hombres.
Sabemos que el mal amenaza a
todo ser humano. Entre los primeros apóstoles, junto a la traición de Judas,
hubo en otros envidias y ambiciones contrarias al verdadero amor.
Jesús corrigió a sus primeros
seguidores. También hoy corrige, ilumina, perdona, a quienes están llamados a
apacentar el rebaño de la Iglesia.
Ante tantas tentaciones, ante
peligros como la soberbia, la avaricia, la lujuria, la ambición, el “carrerismo”, hemos de pedir a Dios que proteja y fortalezca
a sus enviados, a sus pastores.
Con la ayuda de la gracia,
cada hombre llamado a la vocación sacerdotal aprenderá de Cristo el arte de la
escucha, de la paciencia, de la acogida, del perdón.
Entonces llegará a ser un
verdadero ministro de la misericordia, que comprende al hermano cansado,
herido, ofuscado, temeroso, y lo acerca, con firmeza y con suavidad, hacia la
Verdad que es Cristo.
Dios contempla el mundo y ve la enorme necesidad de amor y de esperanza que tenemos los humanos. Por eso hoy nos envía a sus ministros para que sean, de verdad, apoyo, consuelo y anuncio de la gran noticia: Cristo ha muerto y ha resucitado por nosotros y por nuestra salvación.