Rodeados por quienes piensan lo mismo
P. Fernando Pascual
19-6-2021
Entre los fenómenos que se observan en
Internet, uno ha sido objeto de atención por diversos analistas: la creación de
grupos que tienen ideas afines, cuyos miembros se alimentan continuamente de
todo aquello que confirma tales ideas.
Bastaría con entrar en redes sociales donde
interactúan quienes prefieren el mismo equipo de fútbol, o la misma ideología
política, o la misma pasión por los gatos, o el mismo miedo ante la pandemia (o
ante las vacunas).
Estos fenómenos, sin embargo, no ocurren solo
entre grupos más o menos minoritarios, sino que en cierto modo se producen a un
nivel “macro”: entre una gran mayoría dentro de un país, o incluso a nivel
internacional entre millones y millones de personas.
Así, mientras causan sorpresa, y suelen ser
criticados, grupos pequeños de personas que hablan una y otra vez de
conspiraciones, agendas secretas, planes para controlar el mundo, los que
critican a tales grupos suelen entrar, de modo consciente o inconsciente, en
grandes grupos que critican a los grupos pequeños.
Este tipo de fenómenos tiene una sencilla
explicación: la gente suele rechazar a los que ponen en duda las propias
convicciones y modos de vivir, y suele buscar a aquellos que piensan de un modo
semejante, con lo que se sienten confirmados en sus propias opciones.
En otras palabras, nos gusta sentirnos
rodeados por quienes piensan lo mismo que nosotros, y nos causa cierta
incomodidad el encuentro con quienes tienen una posición diferente, incluso
hostil, hacia nuestras ideas.
Sin embargo, en muchas ocasiones los seres
humanos recibimos un sano estímulo a repensar lo que no es seguro (aunque nos
lo parezca), y a abrirnos a nuevos horizontes, cuando nos confrontamos serenamente
con quienes tienen otros puntos de vista.
Para evitar el peligro de grupos encerrados
en posiciones estrechas, casi sectarias, o en grupos grandes que siguen, de
modo acrítico, incluso borreguil, las ideas dominantes a nivel mundial, vale la
pena un sano espíritu de apertura para escuchar a quienes, honestamente, buscan
como nosotros la verdad y llegan a conclusiones diferentes de las nuestras.
De este modo, aprenderemos a convivir con
personas con ideas diferentes y, sobre todo, adquiriremos un modo de pensar y
afrontar temas que resultan complejos con una mayor apertura mental y un
estimulante sentido crítico.